Atresbandes ensaya con el teatro visual y el sonido en ‘Desert’
Mònica Almirall, Albert Pérez Hidalgo y Miquel Segovia estrenan una obra metafórica y onírica sin casi palabras donde los sonidos y las imágenes evocan sensaciones.
Atresbandes, original compañía de teatro residente en el Teatre Lliure, propone un sugerente viaje al inconsciente con Desert, estrenada ayer en el Lliure de Gràcia. La obra, muy metafórica y onírica, utiliza el sonido grabado para trasladar al espectador a un mundo extraño. Se trata de un montaje sugerente que transmite sensaciones a partir de imágenes y sonidos más que de palabras, ideal para exportar y mostrar en festivales internacionales. El silencio y la escucha son claves en esta propuesta abstracta y sin diálogos con dramaturgia pero con una concepción coreográfica donde la danza es el modo de expresión de los intérpretes.
Por primera vez, los miembros de la compañía –formada hace 12 años por Mònica Almirall, Albert Pérez Hidalgo y Miquel Segovia– no estarán en escena. Esta vez han optado por trabajar desde fuera, con otros intérpretes. Así, Rubén Ametllé, Nicolás Carbajal, Marina Rodríguez y Amaranta Valverde protagonizan Desert, «cada uno ha aportado su propia experiencia al proceso creativo», indica Almirall.
La pieza es una investigación sobre el espacio metafórico del inconsciente. «Jugamos con el sonido y las imágenes para experimentar diferentes vivencias, para evocar recuerdos y sensaciones», explica Almirall. Es mejor si el público acude al Lliure con la idea de descubrir a un artista plástico , pero en lugar de ver cuadros, se encontrará con un singular espacio sin eco donde contemplar el devenir de cuatro curiosos seres. La violencia, la religión, la libertad, la naturaleza, el sexo, el afecto... son algunos temas que aparecen difuminados de una extraña manera. «La obra puede leerse como un ritual colectivo pero parte de las experiencias personales de los intérpretes, que han aportado su creatividad a nuestra dramaturgia», explica Almirall. Recomienda no hacerse muchas preguntas sobre los personajes. «Lo importante no es quiénes son y hacia dónde van», apunta. Hay que dejarse llevar por la abstracción y conectar hacia lo que las imágenes y las situaciones sugieran. «El paisaje visual y sonoro despertará recuerdos».
Recuperación
La compañía completará su estancia en el Lliure con la reposición de Aspecte global d’una questió, una obra que solo se vio en el último Festival Grec y muy pocos días, y que recuperarán del 7 al 18 de junio. Se trata de una obra muy diferente a Desert y se compone de una serie de acciones cotidianas que conectan con diferentes temas, como la soledad y la insatisfacción del ser humano en la sociedad digital.
Cada una de sus piezas es diferente porque el teatro de esta compañía, cuyo germen surgió en el Institut del Teatre, le gusta indagar en diferentes disciplinas, buscar nuevos formatos y experimentar con todo tipo de temáticas. «Llevamos 12 años picando mucha piedra. No tenemos la sensación de que esta nueva obra vaya a suponer un salto. Si no salen bolos o giras, el año viene nos dedicaremos a descansar. Llevamos tres creaciones seguidas y necesitamos llenarnos de nuevas experiencias y vivencias para crear algo nuevo. Crear desde cero requiere mucho músculo».
Desde luego, no sale a cuenta trabajar un año y medio en una obra para exhibirla solo dos días. El mundo del teatro es duro. Recientemente la actriz Júlia Barceló anunció que tira la toalla, en gran parte por la precariedad de un mundo donde la pasión a veces no basta para seguir adelante. «No por trabajar mucho o llevar una línea ascendente dejas de hacerte preguntas, de manera cíclica sobre tu trabajo. Es algo que nos pasa a todos. Nosotros ahora estamos enfocando toda nuestra energía en esta nueva obra».
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La pieza indaga en temas como la violencia, el sexo, la religión, el afecto y la libertad