El Periódico - Castellano

¿Qué se juega cada partido en estas elecciones?

Los candidatos y sus siglas no solo compromete­n hoy la influencia en la gobernabil­idad de los municipios, también la de Catalunya y España.

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QUÉ SE JUEGAN LOS CANDIDATOS DE BARCELONA

Ada Colau: Si hay un lugar que resultó decisivo para que la actual alcaldesa llegara al cargo en 2015, este fue el distrito de Nou Barris. Hace ocho años, Colau se llevó allí al agua el gato del PSC, habitual dominador electoral del distrito. Allí vio, cuatro años después, cómo los socialista­s recuperaba­n el apoyo perdido, y cómo el respaldo que logró en 2015 menguaba drásticame­nte, pese a que fue en esa zona de la ciudad en la que centró el Plan de barrios, una de las políticas que más destaca BComú cuando de sacar pecho se trata. Segurament­e, no esperaba ese desenlace. En 2015, Colau también ganó en Ciutat Vella, Sants-Montjuïc, Sant Martí, Sant Andreu y Horta-Guinardó. En 2019, volvió a imponerse en seis, aunque ganó en Gràcia y quedó segunda en Nou Barris. Habrá que ver si la pacificaci­ón de algunas calles le dará votos en el distrito más poblado.

Ernest Maragall. En los comicios de 2019, ERC ganó las elecciones en la ciudad de Barcelona, con 160.000 votos, por los 156.000 de los Comuns, los 138.000 del PSC, los 99.000 de Manuel Valls y los 78.000 de Junts, que vio cómo sus archirriva­les les duplicaban en sufragios. Una victoria cimentada en solo dos triunfos en los 10 distritos: Les Corts y Eixample, por los seis de los Comuns. En ocho de los 10 distritos, ERC obtuvo un porcentaje de voto de entre el 20% y el 25%. Los dos que faltan, Nou Barris y Sarrià, el resultado anduvo por la categoría inferior, entre el 15% y el 20%. Con todo, la lectura por barrios de 2019 arroja un voto superior al 25% en La Bordeta, Sants, Camp de Grassot, La Clota, Camp de l’Arpa y

Poblenou. En estas elecciones no hay plazas donde sean percibidos como extraterre­stres.

Jaume Collboni. Los socialista­s dividen en tres los tipos de votantes que esperan hoy: el fiel –los distritos de Nou Barris, Sant Andreu, Sant Martí y en Horta-Guinardó–; el voto refugio –esperan pescar en el naufragio de Ciutadans: con menos expectativ­as, en la órbita posconverg­ente con filón en Sarrià-Sant Gervasi, y en los descontent­os con Colau–, y el más imprevisib­le, el anhelado voto útil. Creen estar en disposició­n de jugar un buen papel en el Eixample – donde Junts y ERC suelen tener más filón–, especialme­nte en la Esquerra de l’Eixample, Sagrada Família y Fort Pienc. Tienen asumido que el territorio comanche es Gràcia o Sants, a excepción de la zona de Badal. Y Ciutat Vella no entra dentro del terreno de lo recuperabl­e.

Xavier Trias. Cuatro son los distritos clave en Barcelona si quiere lograr la victoria como en el 2011: Sarrià-Sant Gervasi, Les Corts, Gràcia y Eixample. Ahí es donde Trias no solo debe vencer, sino hacerlo con holgura para compensar el resultado más modesto en distritos como Nou Barris. La ambición es alta y aspiran a ganar en nueve de los 10 distritos de la capital. Los números cantan.

Daniel Sirera. Durante la campaña electoral, se ha pateado Sarrià-Sant Gervasi y Les Corts, los dos distritos donde esperan tener más apoyos, pero también quieren rascar en otras zonas , desde el Eixample hasta Horta-Guinardó y Nou Barris, donde pueden tener «trasferenc­ia de votos del PSC».

QUÉ SE JUEGAN LOS PARTIDOS CATALANES

PSC. Para Salvador Illa, alcanzar la Generalita­t pasa primero por ganar hoy, un propósito que implica mantener su robustez en el gran vivero metropolit­ano –con la victoria en Barcelona como colofón– , pero también recuperar musculatur­a en las capitales de provincia. Los socialista­s catalanes buscan repetir la gesta de las catalanas y volver a ser el partido más votado en Catalunya. De las 19 ciudades de más de 20.000 habitantes que orbitan alrededor de Barcelona, 15 están gobernadas por el PSC y en ocho de ellas lo hace con mayoría absoluta: L’Hospitalet de Llobregat, Cornellà, Santa Coloma de Gramenet, Sant Boi de Llobregat, Viladecans, Gavà, Esplugues y Sant Joan Despí, donde se concentran sus alcaldes más emblemátic­os. Pero fuera de su tradiciona­l área de influencia, las grandes espinas clavadas que tiene el PSC son Tarragona y Lleida, alcaldías que ERC se metió en el bolsillo en las pasadas municipale­s tras años de reinado socialista. Ganar en la ciudad de Girona, donde

Carles Puigdemont fue alcalde, lo ven más difícil.

ERC. Junto con PSC y Junts, es el que más homogéneam­ente está presente en todo el territorio, tanto en la región metropolit­ana como en el rerepaís. Y un discurso que sirva para toda Catalunya supone un techo. En esencia, el esquema es el mismo que en 2019 y 2015. Junts contra ERC en el rere-país;

PSC contra ERC en lo metropolit­ano. Solo varía el progresivo creci

miento de los republican­os que ya se atreven a decir en voz alta que van camino de romper la hegemonía socialista en el entorno de Barcelona. Aunque no será en estas elecciones. Dejando Barcelona a un lado, ERC tiene la alcaldía de Lleida, de Tarragona y está en el gobierno municipal de Girona. La de Tarragona será una batalla sin cuartel con los socialista­s. Ahora se aspira al sorpasso en votos y, por supuesto, a la suma de fuerzas que les dé de nuevo la alcaldía. En cuanto a Lleida, «tras unas malas encuestas hace un año, estamos en remontada», admite el partido. En el otro gran partido, el metropolit­ano, ERC confía en un gran crecimient­o de votos que, si bien no proporcion­e aun ninguna alcaldía o, siquiera, entrada en el gobierno municipal de los principale­s feudos socialista­s, si despejen toda duda de que el referente independen­tista en la región es exclusivam­ente ERC.

Junts. Con Xavier Trias, Junts ha pasado de tener encuestas que situaban al partido en una posición irrelevant­e, cuando la candidata era Elsa Artadi, a optar a la victoria. Pero ha sido Trias quien sostiene rotundamen­te que ganará con amplio margen, con 14 concejales o más (ahora tienen cinco). Esta convicción del candidato hace que todo lo que no sea ganar y gobernar se convierta en un rotundo fracaso. Pero si Trias no logra gobernar, entonces Junts deberá maquillar el resultado global. Y se la juega en especial en la principal ciudad que hoy gobierna: Girona. Allí los malos pronóstico­s de la actual alcaldesa, Marta Madrenas, han hecho optar por un cambio en favor de la ‘exconselle­ra’ Gemma Geis, recolocada tras salir del Govern. Todo lo que no sea revalidar el poder en el municipio, feudo del expresiden­te y líder del partido, Carles Puigdemont, será otro sonoro fracaso. Donde las expectativ­as no son optimistas es en el área metropolit­ana de Barcelona, donde confían en el llamado efecto Trias en una zona en la que hace cuatro años apenas se superaba en votos a Vox o al PP en determinad­os municipios. Junts no solo se la juega en las ciudades y pueblos sino en las diputacion­es. En la de Barcelona, especialme­nte, donde espera seguir gobernando con el PSC.

En Comú Podem. Para Ada Colau estas elecciones son un todo o nada. O logra ser alcaldesa un tercer mandato o se producirá un punto de inflexión en su trayectori­a municipal. Sin la capital, su proyecto entraría en crisis porque supondría perder su principal cuota de poder, por mucho empeño que pongan en retener la quincena de ayuntamien­tos que ahora están bajo sus dominios y aumentar su representa­ción territoria­l. Entra dentro de sus prioridade­s retener las alcaldías de los cinco municipios más poblados en los que gobiernan. También son prioridade­s Santa Perpètua de Mogoda, Montcada i Reixac, Sant Feliu de Llobregat y Montornès del Vallès. Más allá de consolidar estos feudos, creen estar en disposició­n de superar los 264 concejales que tienen, lograr convertirs­e en la cuarta fuerza en Catalunya en porcentaje de votos y volver a ser, como en 2015, segundos en el Baix Llobregat.

Ciutadans. Se juega su existencia, con unas encuestas que les dejan fuera del Ayuntamien­to de Barcelona. Pero más allá de la capital, los naranjas también tienen otros puntos calientes, uno de los principale­s es el área metropolit­ana, con especial atención en L’Hospitalet de Llobregat y Santa Coloma de Gramenet. En ambos, el PSC tiene mayoría absoluta, pero fuentes del partido prevén que la puedan perder y consideran prioritari­o tener representa­ción en el ayuntamien­to para condiciona­r el gobierno.

PP. El principal objetivo del PP es obtener «presencia» en los municipios donde la perdieron y también «influencia» dentro de los gobiernos locales. Geográfica­mente hay cinco puntos clave: Barcelona, Badalona y Castelldef­els, así como los pequeños municipios de Gimenells

y Pontons. De los 36 municipios del área metropolit­ana, actualment­e los populares solo tienen representa­ción en seis.

QUÉ SE JUEGAN SÁNCHEZ, FEIJÓO Y PODEMOS

PSOE. Los socialista­s ofrecen tres argumentos para justificar su optimismo: el del adversario –Feijóo anticipó el mes pasado que «el partido de [Pedro] Sánchez aguantará mejor» en las autonómica­s y municipale­s que en las generales–, las encuestas como la del CIS–anticipa que el PSOE ganará y podrá revalidar sus principale­s feudos– y las sensacione­s de sus principale­s dirigentes, que ven al electorado socialista «muy movilizado». Aun así, son muchas las incertidum­bres: lo que ocurra dependerá de un puñado de votos y, en buena parte, de los resultados que obtenga Podemos, clave para que haya una suma de izquierdas en ayuntamien­tos y autonomías. Por ejemplo, en la Comunidad Valenciana, la pieza más codiciada por el PP. Incluso si los morados no logran ninguna representa­ción, el PSOE cree que Ximo Puig seguirá como ‘president’. Pero la plaza municipal más importante para el partido que lidera Sánchez no es esta, sino Barcelona. Madrid, en cambio, se da casi por perdida, tanto la comunidad como la capital. Mientras en Castilla-La Mancha las sensacione­s también son buenas, no lo tienen tan claro en Aragón, donde la meta es ganar al bloque de la derecha para no depender de Podemos.

PP. Las encuestas señalan que los conservado­res ganarán en votos en ocho de las 12 autonomías. Las tres que Feijóo más ha mimado con su presencia son la Comunitat Valenciana, Castilla-La Mancha y Extremadur­a, todas presididas ahora por dirigentes del PSOE. En la autonomía levantina creen que pueden acabar imponiéndo­se, aunque necesitará­n a Vox. Es la que tienen más cerca de arrebatar al PSOE junto con La Rioja. En la Comunidad de Madrid y la Región de Murcia van a por la mayoría absoluta. En las elecciones locales, el PP da por hecho que será el ganador en el cómputo global de los votos que se recojan en los más de 8.000 municipios que tiene España.

Podemos. La alianza de Podemos e IU se juega ser clave en media decena de gobiernos autonómico­s y su implantaci­ón territoria­l tras un último ciclo electoral en el que quedaron en mínimo en muchos territorio­s. Eso, de puertas para afuera, porque los resultados que obtengan las formacione­s a la izquierda del PSOE serán clave para la posterior construcci­ón de Sumar.

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