El Periódico - Castellano

El anuncio del cáncer de Carlos III rompe el secretismo real británico

▶ Pese al ejercicio de transparen­cia, no se conoce el tipo de tumor que padece

- L. F.

El anuncio sobre el cáncer de Carlos III ha conmociona­do al Reino Unido. Los mensajes de apoyo de los máximos responsabl­es políticos y de la sociedad civil se han repetido en las últimas horas, con el objetivo de desear al rey una rápida recuperaci­ón y el regreso a sus actividade­s públicas lo más rápido posible. Pero más allá del aparente ejercicio de transparen­cia del monarca, quien optó por revelar públicamen­te su estado de salud, todavía faltan muchos detalles por conocer, entre ellos qué tipo de cáncer padece, qué tratamient­o seguirá y dónde lo recibirá.

El primer ministro, Rishi Sunak, aclaró ayer que la enfermedad se ha detectado en un estado inicial. Algo a lo que ya apuntó el Palacio de Buckingham el pasado lunes: «El rey está agradecido a su equipo médico por la rápida intervenci­ón, que ha sido posible gracias a su reciente ingreso hospitalar­io», explicó la nota enviada a los medios de comunicaci­ón. El monarca, de 75 años, permaneció varios días en el hospital la semana pasada debido a una hipertrofi­a benigna de la próstata, momento en el que fue sometido a varias pruebas y que llevó a la detección del cáncer. Su equipo confirmó, sin embargo, que su enfermedad no está relacionad­a con este procedimie­nto.

La revelación de esta informació­n fue un gesto poco habitual en la familia real británica, rodeada habitualme­nte de un hermetismo aún mayor en lo que respecta a la salud de sus miembros. El palacio atribuye la publicació­n de estos datos a la petición expresa de Carlos III, quien ha dedicado gran parte de su vida a apoyar la lucha contra el cáncer a través de organizaci­ones benéficas. Su objetivo con este anuncio, explicaron, es ayudar a mejorar la «conciencia­ción pública sobre todos los afectados por el cáncer en todo el mundo», además de tratar de evitar especulaci­ones sobre su estado de salud.

Pero a pesar de las peticiones expresas para respetar su privacidad, las especulaci­ones seguirán siendo inevitable­s, teniendo en cuenta que todavía hay muchas preguntas sin respuesta. «No daremos más detalles en este momento», se limitaron a decir desde Buckingham.

El secretismo también fue habitual durante el reinado de Isabel II, quien se limitó a ofrecer informació­n sobre su salud solo cuando era absolutame­nte necesario, como en los casos en los que se veía obligada a cancelar compromiso­s públicos. E incluso en esos casos, los detalles sobre su salud y la de su esposo, Felipe de Edimburgo, siempre se mantuviero­n en secreto.

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