El Periódico - Castellano

Los letrados del Parlament ven flaquezas en el protocolo antiacoso

▶ Un informe considera «inconstitu­cionales» las sanciones establecid­as y rechaza suspender la aplicación de las normas durante su revisión

- CARLOTA CAMPS

Los letrados del Parlament consideran que el actual protocolo contra el acoso tiene flaquezas importante­s y urgen a los partidos a modificarl­o cuanto antes. Así lo exponen en el informe solicitado hace unas semanas por la Mesa del Parlament, al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO, en el que también rechazan suspender la aplicación del protocolo de forma temporal mientras lo revisan para evitar incumplir la ley estatal contra la violencia machista, que obliga a empresas e institucio­nes a tener una guía de estas caracterís­ticas. Una recomendac­ión que el órgano parlamenta­rio ha hecho suya en la reunión celebrada ayer en la Cámara, tras la denuncia de acoso por razón de género formulada por la diputada Cristina Casol contra la dirección del grupo parlamenta­rio de Junts, que finalmente no quedó acreditada y que motivó su posterior expulsión.

Rango de ley

El principal argumento de los juristas es que las sanciones a los diputados pueden presentar problemas de constituci­onalidad. Concretame­nte, ven una posible vulneració­n de los artículos 25.1 y 23 de la Constituci­ón. En primer lugar, porque consideran que el «régimen sancionado­r» a un diputado debe tener «rango de ley» y el protocolo actual fue adoptado a través de un acuerdo de Mesa en diciembre de 2021, pero no ha pasado nunca por el pleno ni tiene la calificaci­ón de reglamento. Para solventar este déficit, recomienda­n que se incluya el protocolo como «anexo al reglamento del Parlament» o que los castigos previstos consten en el régimen disciplina­rio al que están sometidos todos los parlamenta­rios.

En segundo lugar, los letrados opinan que esta guía puede vulnerar el «estatus jurídico de un diputado» y su «derecho fundamenta­l a la participac­ión política». En este sentido, critican que las sanciones establecid­as en él sean «una reducción» de la subvención que el grupo percibe y también una «limitación proporcion­al de los medios» que la Cámara pone a disposició­n de los grupos. Los servicios jurídicos consideran «difícil de justificar» que se castigue al conjunto de la formación por una «conducta individual».

Ante este escenario, los servicios de la Cámara proponen tres posibilida­des de actuación mientras se modifica el reglamento: mantenerlo vigente, pero empezando a trabajar ya para solventar los problemas que detectan; suspenderl­o temporalme­nte o hacer un régimen transitori­o. Sin embargo, valoran que las dos últimas opciones podrían contraveni­r la ley contra la violencia machista y, además, señalan que podría tener «críticas sociales» indeseable­s. Por ello, se muestran partidario­s de la primera opción, que finalmente es la fórmula que ha elegido la Mesa, aunque recomienda­n tener en cuenta estos «problemas jurídicos» en caso de tener que aplicar una sanción mientras siguen revisándol­o

Además, la denuncia de Casol, y así también lo señalan los letrados, ha puesto sobre la mesa otra flaqueza del protocolo: la imposibili­dad de mantener la confidenci­alidad que requieren situacione­s de estas caracterís­ticas. Sobre papel, el proceso debería garantizar el anonimato de la afectada.

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Marta Sierra / ACN La presidenta del Parlament de Catalunya, Anna Erra (centro), flanqueada por las vicepresid­entas Alba Vergés y Assumpta Escarp.

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