El Periódico - Castellano

La oposición cerca a Aragonès por el campo y la sequía

▶ El Govern se compromete a estudiar las demandas tras reunirse con agricultor­es

- QUIM BERTOMEU FIDEL MASREAL

En Catalunya han convergido esta semana dos grandes malestares: uno que se reproduce por toda Europa, que son las protestas del campo, y otro de índole local, que es la entrada en emergencia por la situación de sequía. Ayer, la oposición al completo en el Parlament aprovechó estas dos cuestiones para cercar a Pere Aragonès y a su Govern. En una unanimidad poco habitual en la Cámara, todos los partidos menos ERC se lanzaron a criticar la Generalita­t por su «mala gestión», su «política errática», su «autocrític­a cero» y su «actitud defensiva».

El president se defendió con dos argumentos principale­s: todas las inversione­s que se han hecho para combatir la falta de agua y sosteniend­o que el malestar del campo es una cuestión europea y no de la Generalita­t.

Sin acuerdos concretos

Eso sí, dijo en el hemiciclo y lo comunicó después en una reunión con representa­ntes del sector en el Palau de la Generalita­t, que el Govern está de su parte y que estudiará sus demandas al detalle, en una próxima cita pendiente de agendar. No hubo acuerdos concretos porque «no era una reunión de trabajo, sino de poner en conocimien­to del Govern sus reivindica­ciones», apuntó el conseller de Acció Climàtica, David Mascort, al finalizar el encuentro en el que participar­on miembros de la Plataforma 6-F, de Unió de Pagesos, Jarc, la Federació de Cooperativ­es Agràries y Asaja.

Cuando queda menos de un año para las elecciones catalanas, la sequía ya se ha convertido en la principal arma de la oposición para desgastar el Govern. Todos los grupos la utilizaron ayer en el Parlament para atacar la labor del Ejecutivo de ERC. Por ejemplo Junts y el PSC, que le reclamaron al president que reúna a los partidos en el Palau de la Generalita­t para abordar una salida común. La última reunión de este tipo, hace algo menos de un año, acabó en fracaso, así que a Aragonès le han quedado pocas ganas de repetirla.

La oposición, además, también coincidió en vincular la falta de agua y el enfado de los agricultor­es. Su tesis es que el malestar del campo no solo es una cuestión europea, sino que también es la «culminació­n» de un enojo que empezó con las restriccio­nes de la Generalita­t por la falta de agua.

El líder de los posconverg­entes en la Cámara, Albert Batet, recordó que ERC lleva «ocho años al frente del departamen­to de agricultur­a» y criticó que en este tiempo se mostró «más centrado en estar en el Govern que en gobernar».

Lo singular esta vez es que a Aragonès le llegaron las críticas con la misma intensidad desde la izquierda y desde la derecha.

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