Milei sufre un revés parlamentario por su ley ómnibus
▶ La Cámara devuelve a comisión el plan de choque para cambiar la economía
El ultraderechista Javier Milei apoyó su cabeza contra el Muro de las Lamentaciones y no pudo contener sus lágrimas. La visita oficial a Israel, antes de encontrarse en el Vaticano con el Papa, le deparó el martes emociones espirituales y alegrías políticas. Lo recibieron allí como un héroe de la libertad. Pero desde Argentina le llegaron noticias que le provocaron enojo. El Gobierno sufrió un fuerte revés en el Congreso porque no pudo avanzar en la discusión, artículo por artículo, de la llamada ley ómnibus con la que intenta cambiar radicalmente la realidad económica y social del país, atenta contra el medio ambiente, penaliza las manifestaciones y, según artistas e intelectuales, destruye la cultura al quitarle financiación pública.
Derrota oficialista, tituló el diario La Nación. La ambiciosa iniciativa tuvo el peor de los resultados: debe volver a la comisión parlamentaria, como si las semanas de discusiones, con la aprobación «en general» del proyecto, el pasado viernes, no hubieran tenido lugar. Un escenario impensado días atrás para la herramienta a través de la cual el presidente aspira a obtener facultades excepcionales que prescinden del Poder Legislativo y que quiere utilizar para tomar deuda externa y privatizar bienes del Estado. El camino comienza otra vez desde cero. El artículo 155 de la Cámara de Diputados establece que cuando un proyecto vuelve a comisión debe ser nuevamente sometido a debate en las comisiones respectivas de Asuntos Constitucionales, Legislación General, y Presupuesto y Hacienda. Nunca en la historia de la Cámara de Diputados había sucedido algo semejante.
Rabia desde Jerusalén
Milei hizo saber de su rabia desde Jerusalén. «La casta se puso en contra del cambio que los argentinos votamos en las urnas». En la madrugada israelí reconoció «que no va a ser fácil cambiar un sistema en el que los políticos se hicieron ricos a costa de los argentinos». El anarcocapitalista, quien en la primera vuelta electoral obtuvo un 30% de los votos, invocó el 56% de las adhesiones que tuvo en el segundo turno. Ese es el porcentaje de argentinos que, aseguró, sostiene su programa. «No estamos dispuestos a negociarlo con quienes destruyeron el país».
El ministro del Interior, Guillermo Francos, no descartó convocar una consulta popular en abierto desafío al Parlamento. De inmediato, numerosos legisladores le recordaron que para que un plebiscito tenga efectos vinculantes debe ser antes aprobado por el Congreso y por una amplia mayoría que los «libertarianos» no tienen en ninguna de las cámaras.
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