El Periódico - Castellano

Tersa destina casi medio millón de euros públicos para su defensa

La empresa adjudica varios contratos a uno de los despachos más importante­s de España mediante procesos sin publicidad ni dar opción a otros bufetes.

- J. G. ALBALAT JORDI RIBALAYGUE

La causa abierta por la supuesta dispersión de partículas contaminan­tes por encima de lo permitido en la incinerado­ra Tersa implica la movilizaci­ón de fondos públicos para que la compañía –propiedad del Ayuntamien­to de Barcelona y el Área Metropolit­ana– se defienda de las acusacione­s, expresadas primero por vecinos y amparadas luego por las actuacione­s de la Fiscalía y la Guardia Civil. La planta, la que más toneladas de basura quema en Catalunya, es objeto de investigac­ión desde 2018 a raíz de una denuncia de la plataforma vecinal Airenet. Desde entonces, la empresa ha destinado casi medio millón de euros en los servicios de un mismo bufete de abogados, elegido sin concurrir a un procedimie­nto de contrataci­ón en que compitiera­n otros aspirantes.

Tersa ha comprometi­do al menos 488.496 euros (IVA incluido) para pagar los honorarios del bufete Uría Menéndez desde 2019. Se trata de uno de los despachos más importante­s de España y representa a la firma pública desde que la Fiscalía empezó a escrutar en el caso, hace casi seis años. Las tres últimas contrataci­ones –firmadas año a año entre 2021 y 2023– suman un coste de 465.850 euros, todas adjudicada­s mediante procedimie­ntos negociados sin publicidad. Es decir, sin dar opción a que otros candidatos presentara­n oferta.

La causa abierta explora en un presunto funcionami­ento anómalo de la central y si la emisión de polución pudo compromete­r el medio ambiente y la salud, como sugiere un informe reciente del servicio de protección de la naturaleza de la Guardia Civil, el Seprona. El Juzgado de Instrucció­n número 5 de Badalona investiga por un presunto delito ecológico al expresiden­te de Tersa y actual diputado de Sumar en el Congreso, Eloi Badia, y F. R. G., jefe de explotació­n de la planta.

Desde que la jueza abrió diligencia­s en 2022, la compañía titular de la incinerado­ra ha rubricado dos contratos con Uría Menéndez. El de julio de 2022 se elevaba a 260.150 euros con IVA y el sellado un año más tarde, a 145.200 euros. Ambos se prolongan por un máximo de cinco años y estiman unos honorarios de 200 euros por hora.

Antes de esos dos más recientes, figura un importe de 10.190,70 euros en el segundo trimestre de 2019 y

La planta sostiene que cambiar de bufete implicaría un «elevado riesgo» para sus intereses

otro de 12.455,30 euros en el cuarto trimestre del mismo año. Son también a favor de Uría Menéndez y en concepto de representa­ción jurídica ante la «controvers­ia por las emisiones atmosféric­as» de la planta. Tersa concedió un contrato negociado sin publicidad en 2021 por un año y por valor de 60.500 euros para que el mismo bufete le asistiera durante las indagacion­es de la Fiscalía.

Los contratos puntualiza­n que la empresa pública «no está obligada a agotar la totalidad del importe», sino «únicamente aquello que sea efectivame­nte ejecutado». El que se formalizó el verano pasado se cataloga como una «continuaci­ón» del firmado el año anterior. La compañía justifica la ampliación del gasto en defensa a los hechos que «han conducido a una dilatación de la fase de instrucció­n».

«Desde el inicio»

«Se prevé un proceso más largo en el tiempo», pronostica la memoria justificat­iva de las últimas contrataci­ones. El mismo documento estipula que Uría Menéndez debe «defender los intereses de Tersa y sus directivos», «definiendo una estrategia de defensa» y «articular en sede judicial la actividad probatoria necesaria acreditati­va del estricto cumplimien­to» de la instalació­n, para demostrar que «no comporta en absoluto un peligro grave para la salud».

Tersa alega en su documentac­ión que el despacho le ha representa­do «desde el inicio» de las pesquisas sobre las presuntas irregulari­dades en la incinerado­ra. Justifica así que contrate a sus abogados sin dar oportunida­d a que otros bufetes opositen por los contratos públicos. La empresa esgrime que «necesita disponer de un despacho con urgencia para tener una correcta defensa» y con «conocimien­to de la materia», de la que indica que «no admite demora». Sostiene que abrirse a cambiar de letrados comportarí­a «un elevado riesgo para los intereses de Tersa y un elevado coste». ■

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Jordi Otix Dos vecinos de Sant Adrià de Besòs pasan por delante de la incinerado­ra.

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