España destinará 310 millones a Mauritania para el control migratorio
▶ Sánchez anuncia la cifra en pleno impacto en Canarias de la oleada de inmigrantes
A Mauritania, el país del Sahel que alberga más migrantes subsaharianos esperando saltar a Europa, le cayeron ayer 500 millones de euros en compromisos de ayuda de España y la UE, el destino del norte que buscan los cayucos.
Es el resultado del encuentro que mantuvieron en Nuakchot el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, con el presidente de la República Islámica de Mauritania, Mohamed Ould Ghazouani. El país anfitrión deberá hacer un mayor control de la inmigración ilegal en sus costas, y España liberará directa e indirectamente 310 millones de aquí a cinco años, y la UE, 232 millones en ayudas e inversiones más inmediatas, con calendario en 2024.
El pretexto de este chorro de dinero es la ayuda al desarrollo de energías renovables y del hidrógeno verde, pero otros tres factores más acuciantes rodearon el encuentro en la capital mauritana: la oleada migratoria que impacta en Canarias, el avance de la inestabilidad y la violencia en el Sahel, y el problema humanitario de la legión de refugiados, medio millón de personas llegadas a Mauritania, que provoca esa inestabilidad.
Así, Sánchez anunció al término del encuentro que España reforzará la cooperación policial «para hacer frente a la presión migratoria», sin dejar de buscar «fórmulas para facilitar la migración regular». Además, anunció un acuerdo con aportación por España de 60 millones de euros en cuatro años de ayuda a proyectos de desarrollo y 200 millones para desarrollo sostenible.
Igualmente, entidades españolas cofinanciarán con el Banco Mundial líneas de crédito por un total de 50 millones. El compromiso de Sánchez con el mauritano Ghazouani implica también «duplicar la ayuda humanitaria» ante «un aumento significativo del número de refugiados» procedentes de los conflictos en Mali y Níger.
El acuerdo supone «duplicar la ayuda humanitaria» ante el aumento de refugiados de Mali y Níger
Un paso más
Este es un paso más de la política española de adelanto de fronteras, acuerdos con países emisores de la inmigración africana. Esos pactos paran el 40% de las salidas al mar de los migrantes, suelen reiterar portavoces del Ministerio del Interior, con más de 27.000 salidas interceptadas en 2023.
El viaje a Mauritania se iba convirtiendo en necesidad imperiosa este invierno. El país ha sustituido a Gambia y Senegal como puntos principales de partida para la inmigración irregular de la ruta atlántica. Hoy es –confirmó el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, el miércoles en el Senado– el origen del 83% de los cayucos con subsaharianos que llegan sin parar a Canarias: más de 7.000 personas en lo que va de año. Estimaciones de organismos internacionales llegan a cifrar en 300.000 los migrantes subsaharianos que están en Mauritania esperando oportunidad para pasar a Europa. La bolsa es de mayoría senegalesa, gambiana y guineana.
Ante esa realidad prometió Von der Leyen 210 millones de euros de aquí a finales de año «para gestionar flujos migratorios, ayuda humanitaria, inversiones en empleo para jóvenes...». Entre esas inversiones, proyectos del hidrógeno verde, una carretera Nuakchot-Nuadibú y líneas de alta tensión, todo a través del Banco Europeo de Inversiones y del programa europeo Global Gateway.
«Vamos a desempeñar el papel que nos corresponde», respondió el presidente mauritano. Lo dijo no sin subrayar que, «Mauritania paga un precio muy alto acogiendo los flujos migratorios por la situación de seguridad tan inestable en la región del Sahel». Pedro Sánchez lo ratificó: «Mauritania sufre en primera línea las consecuencias de esta situación».
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