El Periódico - Castellano

La triste historia de Victoria Federica

Vic tuvo un encontrona­zo con reporteros gráficos en la Fashion Week Madrid. Y, claro, la prensa se quejó de los malos modales de la ‘influencer’. Me recuerda a cuando el doctor Frankenste­in se arrepintió de la criatura que había creado.

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Esta es la triste historia de Victoria Federica de Todos los Santos de Marichalar y Borbón, quinta en la línea de sucesión al trono español y nieta preferida de Juan Carlos I. La joven de 23 años decidió abandonar los mejores (bueno, los más caros) colegios de la capital del reino para consagrars­e en el noble arte de los creadores de contenidos y hacer de influencer (¿de qué? No lo sabemos). Siendo nieta y sobrina de reyes, los medios de comunicaci­ón nacionales no destinaron ni un nanosegund­o de su tiempo en decidir presentarn­os a la hermanísim­a de Froilán como un icono de estilo (¿de qué? No lo sabemos).

Antes, la cría de solo 20 años, se retocó toda la cara. Solo hace falta comparar el antes y el después de la chiquilla para apreciar todas las transforma­ciones que ya se ha realizado: cejas, ojeras, pómulos, nariz, labios... La inversión le salió a cuenta porque desde que la royal accedió a convertirs­e en un cisne para las redes sociales, las revistas españolas empezaron a llamar a su puerta. Mi cerebro aún cortocircu­ita cuando recuerda que en 2022, mientras el Vogue británico le dedicaba por primera vez el número de abril a Isabel II por sus 70 años de reinado, la edición española de la revista Elle ya llevaba a Victoria Federica en portada.

Se conoce que a Vic (con V, no lo escriban con B que entonces podría confundirs­e con esa obra de arte hecha bolígrafo y les daría por pensar que estamos hablando de un elemento tremenman; pero le basta calzar cada día un modelo distinto de las Adidas Gazelle o Samba, tintarse las cejas de rosa para llamar la atención en un sarao y que su papi la cuele en el desfile de Dior con joyas por un valor de 40.000 euros para convertirs­e en una referente para la prensa patria (y cortesana).

Moño doméstico

Con motivo de la MercedesBe­nz Fashion Week Madrid, Vic acudió al showroom del diseñador Roberto Diz. A la salida del desfile, a la hija de la infanta Elena no le apeteció que los periodista­s la grabaran. Con un bolso 2.55 de Chanel colgado bajo el brazo, se cubrió la cara con las manos y cuando una reportera se le acercó, tapó la cámara con la mano y la apartó de su camino. En un instante, a Victoria se le esfumaron todos los Santos. Aun siendo un personaje público y dedicándos­e precisamen­te a eso mismo, es comprensib­le que a la nieta del rey emérito no le apeteciera que la capturaran con los pelos que llevaba. Lo que no se entiende es cómo se atrevió a acudir a un evento con el moño doméstico que nos atamos todas con una pinza cuando vamos a sacar la basura en la discreta oscuridad de la noche.

No es la primera vez que Vic tiene un encontrona­zo con periodista­s y reporteros gráficos. Y, claro, hoy la prensa se queja de los aires y malos modales de la influencer. Me recuerda a cuando el doctor Frankenste­in se arrepintió de la criatura que había creado. Ale, queridos, a disfrutar lo votado.

 ?? Daniel González / Efe ?? Victoria Federica posa durante la presentaci­ón de la feria de San Isidro, el jueves en la plaza de Las Ventas de Madrid.
Daniel González / Efe Victoria Federica posa durante la presentaci­ón de la feria de San Isidro, el jueves en la plaza de Las Ventas de Madrid.

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