Los hermanos Márquez ya sonríen entre los mejores
Tras los entrenamientos de Sepang ante la nueva temporada, en Ducati las sensaciones no pueden ser mejores. De ahí la buena cara de los pilotos catalanes.
Mejor, mucho mejor, muchísimo más reconfortante que ese excelente crono (1.57.270 minutos) en el último día de test en el trazado de Sepang (Kuala Lumpur, Malasia), donde se estrenó el Mundial de MotoGP el martes, miércoles y ayer, es la amplia sonrisa de disfrute que expresó, a lo largo de toda la mañana, el catalán Marc Márquez (Ducati), que ya anunció que cuando le viéramos sonreír significaría que la cosa va bien.
El ocho veces campeón del mundo salió con la ilusión de un novato, pese a haber pasado dos días duros de test, y logró, enseguida, meterse entre los mejores de la virtual parrilla de la primera semana de trabajo de MotoGP. Después de trabajar con la idea de adaptarse a su nueva Ducati Desmosedici, una moto muy distinta de su amada y laureada Honda RC213V, MM93 logró bajar del 1.58 y con su 1.57.270, se colocó en sexta posición, logrando un time attack que le deja esperanzado con vistas al último test, en el trazado de Losail (Doha, Catar), poco antes del primer gran premio de la temporada, el segundo fin de semana del próximo marzo.
La sonrisa con la que Marc aparece en la imagen de esta información, captada en un descanso de los entrenamientos de ayer, compartiendo sensaciones y, sin duda, información con su hermano menor, es, sin duda, el reflejo de que el duro trabajo empieza a dar sus frutos. «Aunque todavía nos queda mucho por conseguir», afirma.
«Hágame caso, Ducati confía y mimará a Marc, no lo dude», me comentó David Tardozzi, buen piloto en sus tiempos de motos gordas, gordas de verdad, y uno de los máximos responsables del equipo Ducati Corse y, por descontado, el hombre de Borgo Panigale que siempre soñó con tener al mayor de los Márquez en sus filas. «Contra lo que se ha comentado, estamos encantados de tener a Marc con nosotros y solo pido un favor: no corramos con él, démosle su tiempo, su espacio, para hacerse con los mandos de la moto y la situación. Para él todo es nuevo, esperemos las primeras carreras y ya verán, ya, no seamos impacientes con él, sabe muy bien lo que hace».
El valor de la veteranía
No solo brilló Marc, también lo hizo Àlex Márquez, que se metió entre los mejores (1.56.938), demostrando que esta puede ser la temporada definitiva en la élite. «Estoy muy satisfecho de cómo ha ido todo –dijo el pequeño de los Márquez–, pero ya empiezo a tener experiencia, de los test muchos salen contentos y, luego, en el GP, desaparecen». Como reconoció el novato Pedro Acosta (GasGas), el sorpresón de la semana al acabar octavo (1.57.365). «Aquí te pasas el día rodeado de campeones del mundo y gente que lleva muchos años peleando por la victoria». Junto al rookie, también brilló (y los tres días, sí), el veterano Aleix Espargaró (quinto, con 1.57.091), al que le encanta la nueva Aprilia, que gusta menos a Maverick Viñales. «Es mucho más física, pero me gusta mucho», confesó Aleix.
Y quien volvió a estar en su sitio, es decir, delante, veloz, seguro de sí mismo, fue el subcampeón Jorge Martín (Ducati), segundo, que ya está listo. Y lo reconoce abiertamente: «Hemos dado un paso más con la moto y yo, la verdad, me siento igual de fuerte, de rápido y de feliz, así que saldremos a conquistar lo que se nos perdió, por poco, el año pasado».
Es la frase que quieren pronunciar todos, pelear, intentarlo, el se puede del deporte de élite. Pero lo cierto es que, como siempre, en silencio, sin grandes fiestas, sin una sola mueca de felicidad y, mucho menos, chulería, el bicampeón de MotoGP, Pecco Bagnaia, escondido o discreto a lo largo de todo el test, dio ayer su zarpazo y estableció un nuevo récord de Sepang, con un impresionante y muy matinal 1.56.682, que deja ya muy viejo su 1.57.491 del 2023. El mejor anuncio de que el bicampeón sigue ahí, esperando el reto que todos le lanzarán en Doha.
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