Mermeladas y patés para evitar el desperdicio
De todos los alimentos que llegan a la industria de transformación, casi una cuarta parte se queda por el camino. EL PERIÓDICO cierra su serie contra el despilfarro con una empresa que da una segunda oportunidad a los descartes.
En la elaboración o procesado de los alimentos se pierde casi el 24% de la materia prima, muchas veces porque el alimento base tiene una tara y se opta por tirarlo entero. En esta última entrega de la serie contra el despilfarro, EL PERIÓDICO visita el obrador de És Im-perfect, una pequeña empresa con sede en El Prat de Llobregat, que elabora mermeladas, salsas, patés y compotas a partir de frutas y hortalizas que han sido previamente descartados en el campo o se habían clasificado como excedentarios.
Mauricio, al frente de la cocina, usa un cucharón que más bien parece una pala para remover las cuatro grandes ollas que llevan rato haciendo chup-chup en el fuego. Hoy, en el obrador de És Im-perfect, están preparando compota de manzana y todo huele que es una maravilla. Una joven ayudante de cocina trabaja junto a él troceando la fruta. «Lo partimos todo, sin separar las semillas y el rabito, y se cuece todo junto... Luego, se tamizará y los restos que queden ya se separarán», explica Agustina Martínez-Vivot, educadora social y responsable del acompañamiento de los trabajadores de inserción que están empleados en la empresa.
«Trabajamos con productores locales, que nos venden frutas y hortalizas excedentarias o de merma, sobre todo los que no tienen el tamaño o la forma estándar para ser puestos a la venta. Y eso, claro, al ser siempre de temporada, nos marca también a nosotros el calendario de producción», prosigue MartínezVivot. En 2022, la firma trató con 109 toneladas de productos frescos y los transformó en 404.000 botes de mermeladas, patés, salsas y cremas que comercializó bajo su propia marca. «Como somos también una empresa guiada por la justicia alimentaria, llevamos ya un año y medio con los precios congelados», subraya.
Una parte importante del negocio de la empresa, que muy pronto se trasladará a una nave industrial de 1.000 metros cuadrados en El Prat, pasa por la elaboración de productos por encargo. «Trabajamos con cooperativas y colaboramos en el proyecto Food Back de Mercabarna, en el que los mayoristas que tienen algún producto excedentario, lo ceden para poder darle una salida y donarlo a entidades sociales… Ahora mismo, por ejemplo, estamos haciendo mermelada de mango con esos sobrantes», explica la educadora social.
Antiguos usos
És Im-perfect, igual que su empresa madre, la Fundació Espigoladors, no hace más que, en el fondo, recuperar antiguos usos, recuperando y dando una segunda vida a los alimentos. «No hemos de culpar de todo lo que pasa a los que están al final de la cadena, que son los hogares», afirma Raquel Díez, directora de las dos entidades. Se trata, añade Díaz, «de buscar complicidades, de ayudarles a decidir qué compran y cómo lo compran».
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