Alerta ante el posible colapso de la corriente oceánica del Atlántico
Un estudio, sobre el que aún no hay consenso, apunta que podemos estar ante una ruptura «inminente» de esta arteria que regula el clima, aunque otros estudios la remiten al siglo XXII.
Imaginen durante un instante al planeta como un ser vivo. Más concretamente, un ser vivo acechado por una enfermedad que es el cambio climático. Hace años que la comunidad científica está estudiando cada uno de los síntomas causados por esta patología. En los últimos meses, varios estudios han apuntado a una afección poco visible pero extremadamente preocupante: el debilitamiento del sistema circulatorio del globo. Es decir, de las grandes corrientes oceánicas que regulan el clima terrestre. Cada vez son más los estudios que sugieren que la circulación del Océano Atlántico (AMOC) podría estar camino de colapsar. ¿Pero qué significa este fenómeno? ¿Qué implicaciones tendría para el resto del planeta?
¿QUÉ SON LAS CORRIENTES OCEÁNICAS?
Son, esencialmente, como arterias que conectan las aguas de todo el mundo y que juegan un papel clave en la regulación del clima. Una de las más importantes es la corriente de la Circulación Meridional del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés), una de las arterias que transporta el agua caliente de los trópicos hacia el Atlántico Norte y que influye de forma directa en el clima de regiones como Europa Occidental.
¿QUÉ EFECTOS TIENEN EN EL PLANETA?
Dado que las corrientes oceánicas transportan grandes flujos de agua caliente y fría de una punta a otra del mundo, estos sistemas se consideran como uno de los grandes reguladores del clima terrestre. Sus vaivenes inciden, por ejemplo, en la formación del hielo marino en el Ártico, la cantidad de humedad en la atmósfera y la formación de sistemas atmosféricos en varias regiones del planeta. Todo esto, a su vez, también juega un papel clave en la frecuencia y la intensidad de las precipitaciones en zonas como España y los territorios del Mediterráneo.
¿QUÉ ESTÁ ALTERANDO ESTAS CORRIENTES?
Por ejemplo, debido al calentamiento global, el deshielo de los polos está inyectando agua dulce en la corriente del Atlántico Norte y esto, a su vez, está diluyendo los niveles de salinidad normal de las aguas, altera la densidad del agua superficial y afecta al normal funcionamiento de esta corriente. También se han observado alteraciones derivadas, por ejemplo, de los cambios en los patrones de viento, el inusual calor de las aguas y el impacto de eventos climático como El Niño y La Niña. En el origen de estos fenómenos está la crisis climática, la emisión desbocada de gases de efecto invernadero y el calentamiento global.
¿QUÉ DICEN LOS ESTUDIOS?
Hace años que la comunidad científica advierte del mal estado de salud de la gran corriente del Átlántico. Ya en 2018 se dijo que este sistema se estaba debilitando. En 2020, la revisión realizada por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) afirmó que este sistema se había ralentizado en las últimas décadas. A mediados de 2023, un estudio afirmó que, de seguir así, esta corriente podría colapsar en las próximas décadas. Y el pasado domingo, otra investigación apuntó, en esta misma línea, que podríamos estar ante un «inminente» colapso de esta arteria oceánica. Esta hipótesis, sin embargo, polariza a los expertos ya que, por un lado, algunos respaldan el mensaje de alerta y, por otro, hay quien considera que los modelos climáticos sobre este fenómeno no son lo suficientemente sólidos como para lanzar una predicción tan contundente.
¿CUÁNDO PODRÍA COLAPSAR?
Un estudio de la Universidad de Dinamarca liderado por Susanne Ditlevsen afirma que, de seguir así, la corriente oceánica del Atlántico podría colapsar en 2057. Un modelo climático elaborado por científicos de la Universidad de Utrecht y publicado hace unos días en Science Advances, por su parte, estima que el punto de colapso podría alcanzarse en los próximos cien años. La última gran revisión del IPCC afirma que, por el momento, tenemos señales claras que apuntan al debilitamiento de esta corriente. Pero, al menos por ahora, parece «muy improbable» que colapse este siglo XXI.
El cambio alteraría todavía más las temperaturas del planeta y las precipitaciones
¿QUÉ EFECTOS TENDRÍA UN COLAPSO?
Según argumentan expertos, un eventual colapso de la corriente del Atlántico podría alterar aún más las temperaturas del planeta, así como el patrón de precipitaciones y la incidencia de fenómenos meteorológicos extremos en Europa. Este fenómeno también podría alterar los ecosistemas marinos y afectar a las especies que dependen de las corrientes marinas.
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