Laporta acata, mira y espera
Mientras el Barça se desangra en la Liga y ya está a 10 puntos del Madrid, el presidente adopta una actitud pasiva en la crisis que ahoga al club.
Tiene al Madrid cada día más lejos, no se acerca como espera al Girona, mientras Atlético y Athletic le amenazan en la lucha por el cuarto puesto. Pero Joan Laporta guarda silencio, un silencio que se extiende a una afición cada vez más desconectada del equipo. Y del club. Silencio de resignación que se vivió también en Montjuïc, donde se supo del tremendo enojo del presidente porque Catalunya Ràdio reveló que había tirado hasta bandejas de comida tras el vergonzoso empate con el Granada. Además de que recibió algunos insultos.
1 ¿Por qué acepta aún la ‘fórmu
la Xavi’?. Hasta ahora, el presidente se ha mantenido en una postura pasiva en la crisis. Su única dec isión, alejada del tradicional modelo laportiano de llevar la iniciativa y tomar decisiones valientes como acostumbraba en su primer mandato, ha sido no decidir nada. Acató la fórmula que le propuso Xavi. El me voy en junio, pero me quedo en enero del técnico, tal vez maniatado por la situación económica que estrangula al club ya que no dispone de fair play salarial para acometer ninguna operación.
Es un simple espectador. No interviene directamente, favorecido, eso sí, por ser todo en Montjuïc, un lugar sin masiva presencia de socios y abonados –solo 17.000 se comprometieron a subir allí- con turistas sin la carga ambiental y de tensión del viejo Camp Nou. Aunque ya oyó insultos de aficionados.
2 ¿Qué margen de maniobra la
queda todavía?. El tiempo corre en contra de Laporta. Y de Xavi. Y del Barça. Quedan cuatro meses de Liga, un camino demasiado largo si el equipo no reacciona porque se le haría interminable. Pero antes hay una frontera que determina todo: los octavos de final de la Champions ante el Nápoles. Ese doble duelo europeo (21 de febrero en Italia y 12 de marzo en Montjuïc) emerge ahora como el examen final, visto el desplome en la Liga, una vez perdidas Supercopa y Copa en un enero trágico.
Al asumir la fórmula Xavi, el presidente se convierte en cómplice de la misma, aunque ambos son conscientes de la necesidad de acceder a los cuartos de final de la Champions. Necesidad deportiva –una caída traería mayor virulencia a la crisis- y, al mismo tiempo, necesidad económica porque dejar de ingresar esos 15 millones generaría un efecto devastador sobre las cuentas del club, cada vez más llenas de números rojos, lo que limita el próximo proyecto.
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¿Qué salidas hay?. De momento, Laporta mira, calla y espera, aunque el caudal de la crisis aumenta sin cesar. Espera que Xavi proporcione soluciones a un equipo que es, por sí mismo, un problema casi irresoluble. Lo es porque ha perdido la seña de identidad que le hizo campeón de Liga la pasada temporada. Entonces, era un Barça sólido y granítico, por mucho que su juego no fuera seductor. Ahora es un Barça transparente y vulnerable que se queda desnudo, expuesto y desalmado.
No quiere Laporta por ahora activar lo que el propio Deco calificó como «solución de emergencia». Eso implicaría llamar con urgencia a Rafa Márquez para que deje el Barça Atlètic y suba a Montjuïc. El técnico mexicano sería si Xavi no levanta al equipo una alternativa temporal hasta el mes de mayo ya que el club no lo ve como una apuesta a largo plazo.
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