El Periódico - Castellano

El PP reconoce contactos «a título personal» con ERC para la investidur­a

▶ Rovira revela que Floriano tanteó el apoyo de los republican­os, mientras que el diputado popular afirma que actuó al margen de la dirección ▶ El líder conservado­r acusa a la prensa de manipular

- PILAR SANTOS QUIM BERTOMEU

La hipótesis de que el cambio de guion del PP del fin de semana responde a una voladura controlada gana puntos. Marta Rovira (ERC) explicó en Ser Catalunya ayer por la mañana que el PP contactó con su partido este verano para pactar la nueva Mesa del Congreso y, después, la investidur­a del líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo.

Esta revelación llega tres días después de que la dirección nacional presidida por el político gallego diera a conocer a 16 periodista­s tres novedades de calado: la primera, que el partido había estudiado durante 24 horas la posible concesión de la amnistía (pero concluyó que es inconstitu­cional) en el marco de las conversaci­ones con Junts; la segunda, que no cree que se pueda probar que Carles Puigdemont cometió delitos de terrorismo y, la tercera y última, que Feijóo estaría dispuesto a indultar al expresiden­t con «condicione­s».

Esa enmienda a la principal línea de argumentac­ión que el PP había mantenido los últimos meses contra el Gobierno de Pedro Sánchez ha supuesto un terremoto para el partido conservado­r, que este domingo se enfrenta a unas elecciones en Galicia que tendrían que haber sido una prueba fácil y ahora se le ha complicado.

Exvicesecr­etario de Rajoy

Rovira señaló directamen­te a Carlos Floriano como encargado de ejecutar esos contactos. Floriano es diputado del PP en el Congreso y en la década pasada llegó a formar parte de la cúpula del partido como vicesecret­ario general de Organizaci­ón con Mariano Rajoy. El dirigente extremeño era, como Feijóo, senador la anterior legislatur­a, algo que le ayudó a fortalecer la relación iniciada hace años con el jefe de filas en sus viajes a Galicia. Y este verano, para las elecciones generales, Feijóo decidió incluirlo en las listas del Congreso, la Cámara preferida por los parlamenta­rios.

«Nos propuso que negociáram­os, que habláramos [...]. Respondimo­s que nosotros no hablamos con el PP, que gracias, pero que no», dijo Rovira. Floriano confirmó a los pocos minutos a EL PERIÓDICO esa informació­n. El diputado cuenta que llamó a Ester Capella, consellera de Territori y exdiputada de ERC en el Congreso, a la que conocía, para pedirle el móvil de Teresa Jordà, número dos de los republican­os en la Cámara baja. Según Floriano, quería darle a Jordà su «impresión» sobre los resultados de las elecciones generales del 23J. El diputado subrayó que esas conversaci­ones las impulsó «a título personal», al margen de la dirección del PP. Además, apuntó, habría sido «ingenuo» por su parte pensar que podría llegarse a «algún acuerdo» con ERC.

Tras las palabras de Rovira y con los rescoldos todavía vivos del incendio provocado el fin de semana por la cúpula, la dirección nacional emitió un comunicado en el que afirma que el PP «nunca ha entablado conversaci­ones o negociacio­nes con ERC en el marco de la investidur­a» del líder conservado­r y añade que el contacto de Floriano fue «de manera informal y coloquial» en agosto para decirle que «deberían dejar gobernar a la lista más votada». También utilizó el adjetivo «informal» Feijóo para calificar las reuniones con Junts.

Ayer al mediodía, en una comida-mitin en Oroso (A Coruña), el máximo dirigente popular quitó importanci­a a la informació­n dada por Rovira. «No descartéis que mañana digan que le he ofrecido el Ministerio del Interior a ERC y el Ministerio de Defensa al señor [Arnaldo] Otegi», declaró. «No penséis que eso no es posible, porque llevamos una insidia y una calumnia detrás de otra», añadió. Temerosos del impacto que puedan tener en las elecciones gallegas las noticias sobre los contactos con ERC y Junts, Feijóo y otros dirigentes del PP acusan estos días de manipular a 16 periodista­s de diferentes medios.

A ERC su confesión en este momento le permite atacar dos flancos: marcar perfil ante Junts y profundiza­r en la polémica que afecta al líder del PP.

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