El Periódico - Castellano

Las empresas dicen: ¡basta ya!

El control es necesario para garantizar la seguridad, pero debería aplicarse de forma más amable, con menos papeleo, plazos más claros y criterios armonizado­s entre las administra­ciones

- Carme Poveda Carme Poveda es directora de Análisis Económico de la Cambra de Comerç. Miembro del Comité Editorial de EL PERIÓDICO

Las protestas del sector agrícola han estallado también, en parte, como respuesta a esta burocracia, cuya reducción del 25% tendría un impacto del 1,5% del PIB

Las empresas dicen ¡basta ya! Basta ya de burocracia inútil que las ahoga. Basta ya de regulacion­es impuestas desde despachos, sin considerar los costes de su puesta en práctica. Las manifestac­iones del sector agrícola estallan, en parte, como respuesta a esa burocracia que les hace perder dinero y tiempo, y que asusta a más de un emprendedo­r.

Estos días se ha hecho viral un vídeo en el que el diputado del Parlament de Catalunya Salvador Vergés enumera la larga lista de trámites recurrente­s que tiene que hacer un agricultor. Pero la burocracia no afecta solo al sector agrícola. Es un problema endémico de nuestra administra­ción, que está ahogando a todos los sectores. Desde la industria a los servicios, pasando por el comercio, la hostelería y el resto de servicios. El control es necesario para garantizar la seguridad, pero debería aplicarse de forma mucho más amable con la empresa, con menos papeleo, plazos más claros y criterios armonizado­s entre las diferentes administra­ciones. A menudo, las empresas se enfrentan a la discrecion­alidad de quien aplica la norma y a la insegurida­d de una respuesta que muchas veces no tiene fecha de resolución.

En un estudio que hicimos en la Cambra de Comerç de Barcelona en 2007 ya se apuntaba que una reducción del 25% de la burocracia tendría un impacto positivo en el PIB de, como mínimo, el 1,5%. Hoy esta necesidad es mayor, puesto que cada año se suman nuevas obligacion­es. La producción de normas en España en 2022 fue un 22% más alta que el año anterior, hasta las 1.329.865 páginas publicadas en los boletines oficiales, según un informe de la CEOE.

Los políticos y la Administra­ción regulan pensando en la gran empresa, dando por hecho que esta va a intentar saltarse las normas. Para evitarlo, imponen férreos controles y regulacion­es. Nada más lejos de la realidad. La empresa en nuestro país tiene una dimensión pequeña, mucho más pequeña de lo que nos gustaría para crecer en productivi­dad y en innovación. Y la Administra­ción sigue sin darse cuenta que cuanto más ahogue a estas pequeñas empresas con normativa, autorizaci­ones, permisos y certificad­os, menos crecerá. En España, en 2022 había 1.389.994 empresas de 1 a 9 trabajador­es (el 90%) y solo 160.961 de 10 trabajador­es o más (el 10%). En Alemania, el porcentaje de empresas de 10 o más trabajador­es es del 19%. Primera propuesta: pensar en pequeño cuando se legisle.

La Generalita­t se ha comprometi­do a crear una ventanilla única para los trámites que debe realizar el sector primario. Sin embargo, la Finestreta Única Empresaria­l existe desde hace años e integra los trámites de diferentes departamen­tos y ayuntamien­tos. Es un proyecto impulsado desde la Oficina de Gestión Empresaria­l del Departamen­t d’Empresa i Treball y cuenta con un equipo de profesiona­les que, con gran esfuerzo, tratan de armonizar y simplifica­r la maraña administra­tiva que soportan las empresas. Por favor, no creemos más ventanilla­s únicas, reforcemos la que tenemos e integremos los diferentes sistemas informátic­os, especialme­nte los municipale­s, donde se encuentra el principal escollo (urbanismo y medio ambiente). Evitaremos tener que crear en un futuro la ventanilla de las ventanilla­s. Segunda propuesta: más voluntad política de integració­n y más transparen­cia y seguridad jurídica para las empresas.

Pero la solución no vendrá únicamente de organizar mejor la tramitació­n, si no hay un cambio de mentalidad en el regulador. De nada sirve ir simplifica­ndo con mucho esfuerzo los trámites existentes si por la puerta de atrás se están haciendo nuevas leyes que añaden cargas burocrátic­as. Tercera propuesta: evitar el síndrome de Penélope, que teje de día y desteje de noche.

Finalmente, hay que reformar profundame­nte la función pública. Desde Madrid, la música comienza a sonar bien. El ministro Escrivá quiere vincular la transforma­ción digital con la función pública y ha escogido de secretaria de Estado a un perfil claramente reformista. Se va a eliminar la cita previa, cambiar la evaluación del desempeño de los funcionari­os, desplegar un plan de captación del talento joven, redefinir los perfiles que se van a necesitar en el futuro para abordar el relevo generacion­al, etc. Catalunya no debería quedar atrás en la urgente reforma de la Administra­ción pública. Cuarta propuesta: gran acuerdo entre las fuerzas políticas para reformar la administra­ción, no sujeta a legislatur­as.

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