Malú se lame las heridas al calor de sus fans
Malú
Liceu. 13/02/2024
Tras verse muy proyectada en los medios por razones extramusicales y habiendo sufrido algunos altibajos en su relación con el público (pinchazo en el Palau Sant Jordi en octubre de 2022), Malú lanza en esta gira el mensaje de buscar refugio en los cuarteles de invierno al calor del público más fiel. Jugada cabal y bien resuelta, como vimos anoche en el primero de sendos conciertos en el Liceu (festival Guitar BCN), recital rico en matices y cargado de emotividad en ese recorrido más o menos cronológico a sus 25 años de carrera (que en realidad son 26).
Para Malú, todo empezó con un regalo de Alejandro Sanz llamado Aprendiz, y así empezó la sesión, con aquel temazo que Sanz bien podría haberse quedado en su día para dar todavía más lustre al álbum Más (en aquella época el hombre estaba sembrado). Versión cambiada una vez más, con vestigios de tempo flamenco y pellizcos de electricidad.
Montaña rusa
Y el chorro de voz de María Luisa Sánchez Benítez, modulado a lo largo de un repertorio con formas de montaña rusa, a través de sutilezas tempranas ( Como una flor), pop mainstream transatlántico ( Toda, de su alianza con el colombiano Estéfano) y un aislado giro latino ( Enamorada, con dos metales). A medida que avanzaba el cancionero y la línea temporal discográfica, cobraba forma la Malú más invasiva, la leona de la radiofórmula, cabalgando sobre los arrolladores estribillos de Si estoy loca (vía medley), Ahora tú o Blanco y negro. Esa guitarra eléctrica casi heavy de Carlos Calzada.
Y la otra, la flamenca de su hermano, José de Lucía, que se agradeció en la secuencia apaciguada de Oye y Todos los secretos (con desgarro vocal: «quién me va a decir ahora si soy una santa o una pecadora»). No era aquella Malú tan sobreactuada de la gira Caos. Buscaba la comunicación por otros conductos, y ahí estuvo el consignable Ángel caído, que le compuso hace más de diez años un Pablo López que todavía no había debutado como solista. Como oradora, Malú nunca ha sido muy sofisticada: invitó a «un viaje» a través de «la música, los recuerdos, la pasión». Caminó con cautela: «Ya me partí el pie aquí una vez», dijo recordando un tortazo experimentado ahí hace unos años.
Por lo visto, Malú parece tener el don de inspirar a los autores para que le brinden canciones que no son en absoluto rutinarias: la historia se ha repetido ahora con Ausente, la pieza nueva de su reciente disco de aniversario A todo sí. Un álgido tema de Pablo Alborán digno de sus primeros álbumes, que encabezó los bises con una letra dolida y acusatoria que invita a trazar conjeturas respecto a la esfera privada: «Yo te levanté y eso no lo sabe nadie / Fui yo quien aguanté el eco de mi nombre en todas partes». Malú la bordó, volcándose como si contara algo que todavía le duele.
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