El Periódico - Castellano

El City regala a Guardiola otra alegría en su partido 900

El campeón abusó del Copenhague, al que asedió con 27 remates a portería, pero marcó solo tres goles. El meta Grabara fue el mejor de los locales, mientras Ederson regalaba el tanto danés.

- JOAN DOMÈNECH

El Manchester City puso pie y medio en los cuartos de final. Era de esperar. La visita del campeón ante el octavofina­lista con peor ranking, igualado con la Real Sociedad, se saldó con el triunfo del cuadro inglés. Presentó Pep Guardiola la alineación de gala (la de la final de Estambul, con el regreso de Walker en lugar de Akanji), la misma en el Parken que la que desearía presentar el 1 de junio en la de Wembley. Le serviría, y firmaría encantado, el mismo resultado (13), escaso, sin embargo, para el esfuerzo que invirtió.

Le costó menos batir al Copenhague que al Inter hace ocho meses porque su abusivo dominio le permitió ir generando ocasiones de gol, más o menos claras, más o menos frecuentes. Instalado el City en la mitad del campo local, concesión parcial del anfitrión, que lo fio todo a un golpe de suerte o al azar, ejerció un abusivo dominio. Nunca se desesperab­a el City, que iba moviendo el balón de lado a lado para encontrar o crear un hueco por el que colarse en el 4-5-1 que le planteó el Copenhague. El once celeste, a fuerza de la costumbre, ha sabido desarrolla­r una apreciable fluidez frente a rivales defensivos.

Con la victoria 655 celebró Guardiola el partido 900 como entrenador, el desenlace abrumadora­mente habitual (72,7%) a lo largo de su carrera. Kevin de Bruyne colocó la primera piedra al culminar una rápida jugada con tres intervinie­ntes: una apertura de Rúben Dias al extremo derecho donde estaba Phil Foden y pase a la carrera vertical del belga para sorprender a Grabara, el meta local el mejor de su equipo.

El peor del City fue Ederson, y solo por facilitar el gol del Copenhague. Fue un regalo en toda regla del meta brasileño a toda la parroquia danesa, no solo a los futbolista­s, porque rompió el tedio de un monólogo de partido. Ederson dio un pésimo pase que fue intercepta­do en el borde del área que Mattson aprovechó con un tiro ajustado.

Mágico Bernardo Silva

Lejos de espolear al Copenhague, incrédulo aún ante semejante sorpresa, el City tuvo que esforzarse de nuevo para recuperar la ventaja. Lo consiguió mediante un rebote que Bernardo Silva convirtió en un golazo con un suave y mágico tiro que le pillaba a contrapié.

Se animó el Copenhague al sentirse vivo con la derrota mínima, aprentando algo más al poseedor del balón para forzar un robo que le permitiera montar un contrataqu­e. No llegó a inquietar de nuevo a Ederson, mientras a Grabara se le multiplica­ba el trabajo hasta el tiempo añadido. Andaba descolocad­o, tras frustrar dos veces a Haaland, para poder desviar también el último de los 27 remates del City que intentó Foden.

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LAP McKenna agarra a Haaland para evitar que controle el balón.

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