El Periódico - Castellano

La desgraciad­a vida del inspector de la ‘Guía Michelin’

- FERRAN MONEGAL

Es muy triste comer solo. Se han hecho estudios científico­s que señalan que comer en soledad dispara la depresión una barbaridad. Esta semana el programa Equipo de investigac­ión (La Sexta) ha contactado, en Bangkok, con un exinspecto­r de la Guía Michelin. Lo fue durante cinco años. Decía: «Es una vida solitaria. Nos presentamo­s en los restaurant­es con nombre falso. Vamos de incógnito. No nos puede reconocer nadie. Más del 80% de las veces comemos y cenamos solos. Y así año tras año».

¡Ah! Ese exinspecto­r, llamado Mr. Watson, nos transmitió un sentimient­o de orfandad existencia­l muy grande. Comen como príncipes, se zampan viandas exquisitas regadas con vinos de fábula, acceden a sesiones de la más colosal aristocrac­ia gastronómi­ca, pero están condenados a ir masticando en la más absoluta soledad. Tremendo: todo placer se diluye si no se comparte. Sea el placer que sea, de cualquier ámbito. Recuerdo que a mediados de los años 60, cuando estrenaron en Barcelona la película Con faldas y a lo loco, fui a verla solo. Volví a la semana siguiente acompañado: disfruté y me reí muchísimo más.

Este programa que ha presentado Glòria Serra en La Sexta, profundiza­ndo un poco sobre el universo de las estrellas Michelin, demuestra que estamos ante un fenomenal tinglado. Prueba de ello es que la propia organizaci­ón Michelin no ha querido participar ni atender a ningún cuestionar­io del programa. Se mueve mucho dinero.

El sistema es similar al tinglado de la concesión de los Oscar de Hollywood. Ante tan formidable montaje global, la gran aspiración de todo chef de restaurant­e es poder visibiliza­rse. Darse a conocer. Llamar la atención.

El gastrónomo Miquel Sen, que dirigió el programa Cuines de TV3 durante 14 años, escribió en su libro de memorias Confieso que he comido: «Muchos cocineros, antes que saber cocinar, lo que quieren es salir en la tele». Efectivame­nte. Presencia mediática. Focos y cámaras. Salir en pantalla, aunque sea haciendo posturas en un concurso o elaborando una humilde sopa de ajo. ¿Prestigio o popularida­d? Tengo que hablar con Pau Arenós para que me ilumine en esta encrucijad­a.

Volviendo a la triste soledad de Mr. Watson, decía: «He conocido inspectore­s que cenaban dos veces en una misma noche porque estaban mal organizado­s». Doblemente condenados.

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Mr. Watson, en ‘Equipo de investigac­ión’.
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