El exyerno del dictador Suharto proclama su triunfo en Indonesia
▶ El 57% de los votos que le otorgan los sondeos bastarían para que Prabowo Subianto se alzara con el poder sin una segunda vuelta
Los recuentos oficiosos otorgan a Prabowo Subianto, un militar de turbio pasado, la presidencia de Indonesia. El 57% de los votos que le otorgan varias encuestas le bastan para alzarse con el poder sin necesidad de una segunda vuelta en junio y empujan a la tercera mayor democracia del mundo a un escenario temido por las organizaciones de derechos humanos.
«Esta victoria pertenece a todo el pueblo indonesio, da igual su etnia, su provincia, su religión o su clase social», vociferó el actual ministro de Defensa, tras una jornada a la que estaban llamados a votar más de 200 millones de electores. Un océano le separa de sus adversarios. Anies Baswedan, antiguo rector y gobernador de Yakarta, cuenta con el 25%, mientras Ganjar Pranowo, exgobernador de la provincia de Java y del Partido Democrático-Lucha, apenas alcanzó el 18%.
La ley electoral exige el 50% de los votos totales y el 20% en la mitad de las 38 provincias para sellar la victoria en primera ronda. Desde las filas perdedoras surgieron tímidos lamentos de fraude sin aparente sustancia y no parece probable que se repitan los disturbios mortales posteriores a las elecciones de 2019.
Los resultados oficiales tardarán aún cinco semanas y Prabowo ha recomendado mesura hasta que lleguen. No es más que la gentileza del ganador porque las encuestas rápidas realizadas por institutos de investigación con miles de trabajadores repartidos por los colegios de todas las provincias han resultado fiabilísimas desde las primeras elecciones presidenciales en 1999.
Prabowo ha logrado su objetivo tras haber sido derrotado en dos ocasiones por Joko Widodo, conocido por todos como Jokowi. El inminente presidente es el antiguo yerno del dictador Suharto y sospechoso de variadas tropelías. El ejército indonesio le despachó con deshonor en 1998 por el secuestro y tortura de activistas prodemocráticos que se oponían a su suegro. Trece de ellos siguen desaparecidos.
Entre la masacre y el baile
También se le achacan violaciones de derechos humanos y masacres con cientos de muertos en Papúa y Timor-Leste. Prabowo ha negado siempre su implicación y se ha presentado en las elecciones como un entrañable abuelo con pulsión al contoneo. También ayer bailó mientras caía el confeti en la sede de su partido.
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