Un tercio de los coches que llegan al puerto de Barcelona son eléctricos
▶ El 92% de los vehículos electrificados que desembarcan en la ciudad son de China ▶ La infraestructura bate récords de tráfico de automóviles
Barcelona se está consolidando como la principal puerta de entrada del coche eléctrico fabricado en China y comercializado en Europa. La cantidad de vehículos electrificados que desembarcan en el puerto de la capital catalana va al alza y ya representan uno de cada tres coches transportados, según el balance del ejercicio 2023 presentado ayer por las autoridades del Port de Barcelona. Y, de estos, el 92% viene de China, cuyos fabricantes van mucho más adelantados que sus competidores europeos en este segmento del mercado.
A expensas de si en Zona Franca el proyecto del Dhub, heredero de Nissan, acaba firmando un acuerdo con el fabricante chino Chery para ensamblar sus modelos, los vehículos electrificados chinos van llegando ya montados a Barcelona.
Después de unos años en los que la industria del automóvil se vio inmersa en una crisis provocada por la escasez de semiconductores, sus resultados actuales vuelven a ir viento en popa. Y los números del Port de Barcelona presentados ayer coinciden en la misma línea que los holgados beneficios presentados durante los últimos meses por los principales fabricantes.
Menos actividad
En 2023 un total de 790.000 vehículos, ya fuera importados o exportados, pasaron por los muelles de la capital catalana. Dicha cifra representa un incremento del 34% respecto al año anterior. Los principales destinos de importación de vehículos, sumando combustión y otros, fueron China (35,4%), Japón (15,9%) y Turquía (13,1%). Mientras que desde el muelle catalán se exporta a Italia (26,3%), Reino Unido (17,3%) y Turquía (13,3%).
Si bien el sector del auto movió más mercancías durante 2023, el conjunto de la actividad del puerto de Barcelona ha disminuido. Concretamente,movió 64 millones de toneladas durante el pasado ejercicio, lo que representa un descenso del 10% respecto a 2022, que fue un año récord.
Desde la autoridad portuaria justificaron el descenso total de facturación en tres factores. Por un lado, los efectos de conflictos bélicos, como los del Mar Rojo, que han distorsionado el tráfico del comercio internacional. El director del Port, José Alberto Carbonell, explicó que durante las primeras semanas de ataques entre los hutís de Yemen e Israel, el tráfico de mercancía se ralentizó entre 10 y 20 días por buque, dependiendo del destino. Y es que desviar la navegación por el cabo de Buena Esperanza en vez de por el Canal de Suez implica alargar el viaje entre 10 y 12 días.
Un segundo factor es el enfriamiento de la economía, que después de un 2022 de crecimiento récord va moderando sus registros. Y, tercero, la disminución del número de tanques de gas natural desplazados hacia Europa para compensar la ruptura de vínculos comerciales con Rusia. Que debido a las mayores temperaturas registradas, entre otros, han sido menores para calentar parte de Europa.
■