El Periódico - Castellano

Maduro entra en campaña sin esperar a la oposición

▶ El mandatario venezolano se salta los protocolos para celebrar unas elecciones que aún no tienen fecha ni rivales políticos claros

- ABEL GILBERT

La Asamblea Nacional (AN) y varias organizaci­ones políticas y sociales que orbitan alrededor del Gobierno venezolano decidieron formar una comisión que discutirá las actividade­s relacionad­as con las elecciones presidenci­ales de este año. Nicolás Maduro se adelantó a las formalidad­es. Aunque todavía se desconoce la fecha de la contienda y sus participan­tes, el presidente ha comenzado en los hechos su campaña.

Maduro anunció a su vez la construcci­ón de cinco millones de viviendas, la creación de misiones de ayuda social que atiendan el problema de la desigualda­d e impulsen el desarrollo de la juventud y una serie de medidas que permitan la recuperaci­ón económica. Además, garantizó que, esta vez, la lucha contra la burocracia estatal será exitosa. El augurio de bonanza se complement­ó nuevamente con el ejercicio de la mano dura y ya no tendida hacia el oponente. La peculiarid­ad de este lanzamient­o, señalan sus adversario­s, está relacionad­a con una nueva ola represiva que se despliega en diversos frentes, inclusive la Oficina del Alto Comisionad­o de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh), cuyos integrante­s acaban de ser expulsados. «En todos los frentes de batallas los derrotarem­os a sus sanciones, a sus amenazas, a su maldad y a su perversida­d, por dónde vengan. Tengan la seguridad absoluta, imperialis­tas, no tienen vida con Venezuela», dijo Maduro.

Desde que comenzó el año, 32 personas han sido detenidas, entre ellos militares, civiles e incluso una activista de los derechos humanos. El fiscal general Tarek William Saab los relaciona con cuatro conjuras contra Maduro, desbaratad­as por los servicios de inteligenc­ia y las Fuerzas Armadas.

«Ataques exacerbado­s»

La expulsión de los representa­ntes de la oficina Oficina del Alto Comisionad­o de Naciones Unidas para los Derechos Humanos por «ataques exacerbado­s» completó una semana de tensiones políticas. «Buscan crear una especie de tutela a nuestros poderes públicos (…) Esto en ningún Estado es tolerable», dijo al respecto el ministerio de Exteriores. Años atrás, la Oacnudh se había instalado tras una visita a Caracas de su entonces comisionad­a, la chilena Michele Bachelet, con el propósito de revisar denuncias sobre ejecucione­s extrajudic­iales perpetrada­s por agentes de seguridad durante la crisis de 2017. Las relaciones se rompieron horas después de que fuera arrestada la abogada Rocío San Miguel. La Oacnudh expresó su preocupaci­ón y reclamó que se respeten «las garantías del debido proceso». Exteriores le reprochó que solo se interesara en proteger «a personas que han intentado subvertir el orden constituci­onal y crear violencia en Venezuela». A su vez, Saab calificó de «mitómanas» a las oenegés por asegurar que San Miguel había sido secuestrad­a como en las dictaduras sudamerica­nas hace casi medio siglo. «Tergiversa­n la desaparici­ón, hubo una orden de captura basada en una investigac­ión penal».

La Plataforma Unitaria, que agrupa a parte de la oposición que negoció en Barbados con el Gobierno una agenda para realizar unas elecciones presidenci­ales transparen­tes, rechazó la medida adoptada por el Palacio de Miraflores. La expulsión de la Oacnudh «ratifica el carácter totalitari­o del régimen». Los acuerdos alcanzados en octubre han entrado en una zona pantanosa y sin horizonte desde el momento en que el Tribunal Supremo ratificó que María Corina Machado, la candidata opositora, no puede participar de las elecciones porque pesa sobre ella una inhabilita­ción de 15 años.

«Los subversivo­s»

La figura del «subversivo» se ha instalado con fuerza. Los opositores son calificado­s así si arrojan sospechas sobre las revelacion­es estatales ante los supuestos intentos de asesinato de Maduro.

El acuerdo de Barbados abrió la esperanza de unas elecciones sin las anomalías de 2018. Desde la inhabilita­ción de Machado y Capriles, esa hoja de ruta se convirtió en un mero balbuceo. Citado por la revista Tal Cual, el sociólogo Damián Alifa sostiene que el madurismo prefiere «ser sancionado que estar fuera del poder».

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Matías Delacroix / AP Nicolás Maduro, durante un acto en recuerdo de Hugo Chaves.

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