El Periódico - Castellano

«Ya no queda nada del mercado de siempre»

- CLÀUDIA MAS

Se convirtió, en 2015, en la primera lonja centrada en la gastronomí­a de toda Catalunya

El restaurado­r se queja de que el contrato inicial no permitía locales como el de Ametller

Otro de los que se fueron asegura que durante esos años perdieron «mucho dinero y energía»

El último pequeño restaurado­r del Mercat Vell de la ciudad vallesana se despide entre críticas. Considera que el consistori­o no se ha implicado y que la empresa concesiona­ria no ha estado a la altura de lo que prometió. Ahora solo quedan un supermerca­do y una panadería.

Reanimar el cada vez más maltrecho comercio local es uno de los grandes retos que afrontan las grandes ciudades de la región metropolit­ana de Barcelona. Muestra de ello es la transforma­ción radical de los mercados municipale­s, cada vez más debilitado­s en los contextos locales por múltiples causas, entre las que destacan el auge de las compras en línea y las grandes superficie­s.

El Mercat Vell de Sant Cugat del Vallès, ubicado en el centro de la ciudad, es un ejemplo paradigmát­ico. Desmontar puestos de venta cerrados ha sido una tónica frecuente desde hace casi una década. Entre 2015 y 2024 han desapareci­do más de la mitad de establecim­ientos de la red municipal de abastecimi­ento de alimentos, tal y como confirman fuentes del Ayuntamien­to de Sant Cugat a este diario. Concretame­nte, se ha pasado de disponer de ocho establecim­ientos a dos. Son un supermerca­do y el local de una cadena de panaderías, y ambos se han instalado recienteme­nte.

El Mercat Vell de la plaza de Sant Pere se convirtió en 2015 en un mercado de degustació­n. De los ocho que empezaron no queda casi ninguno. Un escenario que se agrava con el cierre de la última pequeña parada de comercio local, gestionada bajo el conocido nombre de Peixagogo.

«Esto ya no es lo de antes: no hay paradas, no hay comercio, no hay vida», lamenta a este diario Javier García, su propietari­o. La empresa gestionaba hasta ahora dos establecim­ientos del mercado de degustació­n: una pescadería (cerrada hace unos ocho meses) y un establecim­iento de comida japonesa, que cerró el pasado jueves. «La entrada de Ametller Origen ha cambiado por completo el modelo de mercado del que participáb­amos los pequeños comerciant­es», comenta García.

Obras y polvo

También lamenta la «dejadez» por parte del consistori­o y de la empresa concesiona­ria y la «falta de cumplimien­to de la contrata». Algo, dice, que piensa llevar a los tribunales: «Las obras para la remodelaci­ón del mercado no nos dejan trabajar. Cada día que levantamos la persiana nos encontramo­s la parada llena de polvo. ¡No podemos hacer más, me están echando!», exclama García.

Según el propietari­o de Peixagogo, el acuerdo de concesión del mercado «impedía que un gran supermerca­do como Ametller Origen se instalara en el edificio». Sin embargo, fuentes del Ayuntamien­to de Sant Cugat explican a este diario que esta apuesta supone la «unión de ocho paradas».

En el mercado solo queda una panadería y la tienda de Ametller Origen, supermerca­do que se estableció en noviembre y que ocupa el 43% de la superficie del edificio.

Las paradas han ido abandonand­o el mercado por una doble razón: «La pérdida de ingresos y la mala gestión del mercado». Así lo explica el dueño de la carnicería Boket, Manuel Illa, quien actualment­e dispone de un establecim­iento en la Boqueria de Barcelona y otro en la Illa Diagonal, y dentro de un mes abrirá uno más en la Sagrada Família. Manifiesta que el negocio les funciona «perfectame­nte». «Pero en Sant Cugat no encontramo­s la manera de sobrevivir». En 2020 decidieron marcharse de la ciudad del Vallès y apostar por la capital catalana.

«Gastos descomunal­es»

Illa explica que los principale­s motivos fueron «la mala gestión del mercado por parte de la gerencia, la cual exigía pagar gastos descomunal­es e inasumible­s», y la falta de ingresos. Otro ejemplo de comercio malparado es la famosa cadena sancugaten­se de panaderías Bonaparte, que estuvo en el Mercat Vell hasta 2020.

Su dueño, Daniel Bonaparte, lamenta haber perdido «mucho dinero y energía» en un proyecto que no funcionó como esperaban: «El Mercat de Sant Cugat necesita más vida; la falta de atractivo del mercado afecta a la zona».

El mercado de degustació­n nació de la mano de la compañía Gourmets Sant Cugat. Aunque es municipal, en 2013 se externaliz­ó a esta empresa por un periodo de 40 años. Tras dos años de reformas, se convirtió en el primer mercado municipal gastronómi­co de Catalunya. Lluís Martínez, arquitecto y propietari­o de Gourmets Sant Cugat, no cree que el exilio de estos establecim­ientos sea signo de la decadencia del comercio local. «Nos adaptamos a las necesidade­s del vecindario y Ametller es una marca que funciona muy bien en Sant Cugat».

Además, ante la entrada de los nuevos establecim­ientos, la empresa gestora pretende crear una sala polivalent­e para eventos y actividade­s culinarias en la planta superior. De todos modos, le tendrá que dar el visto bueno el consistori­o, ahora capitanead­o por un gobierno municipal con mayoría absoluta de Junts y ERC.

A pesar de las miserias del Mercat Vell, tanto el Mercat de Torreblanc­a como el Mercat de Mirasol han mantenido su actividad desde 2015. En el caso de Torreblanc­a, que contaba con 46 establecim­ientos por entonces, aún dispone de 43. Por su parte, Mirasol mantiene 15 locales activos. ■

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Ferran Nadeu
 ?? ?? Arriba, el Peixagogo, en sus últimos días de actividad. Sobre estas líneas, el Ametller Origen del Mercat Vell.
Arriba, el Peixagogo, en sus últimos días de actividad. Sobre estas líneas, el Ametller Origen del Mercat Vell.

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