El Periódico - Castellano

Arte bajo la sombra de Lennon

La Tate Modern de Londres presenta una nueva exposición interactiv­a que repasa la carrera de la polifacéti­ca artista Yoko Ono, musa y viuda del beatle, desde sus comienzos en los años 60 hasta su discreta retirada de la vida pública.

- LUCAS FONT

Luego, las reglas de YouTube penalizan a los videos para público infantil, hace notarGelab­ert. Eso es porque, desde 2019 (a raíz de la denuncia de un colectivo de familias estadounid­enses), esta plataforma no puede aplicar la personaliz­ación de los anuncios en los contenidos para menores. «Y estos anuncios son los que dan más dinero, porque detectan tus gustos. Por eso, recibimos un 90% menos de ingresos que un youtuber normal», explica Gelabert. «Además, no podemos hacer publicidad de nuestros espectácul­os en la plataforma, ni tener contacto con los suscriptor­es». Abundan, en cambio, las propuestas musicales técnicamen­te adultas que son devoradas por los niños (caso de los ídolos del talent Eufòria) y que se escapan a estas restriccio­nes. «Estamos penalizado­s y es injusto».

Hay que añadir que esta escena ha prosperado en tiempos en que la televisión ha dejado de ser hegemónica en la cultura y el entretenim­iento, sobre todo en la franja infantil. En otros tiempos, TV3 señoreaba con su Club Super 3 y hubo protestas desde algunas discográfi­cas que estimaban que la televisión pública no prestaba la

Los grupos de perfil adulto ya crean segundas marcas con una oferta infantil

atención que merecían propuestas como la de la misma Dàmaris Gelabert. «Siempre hemos estado fuera de TV3. Yo les pasaba mis vídeos, pero no los emitían. Supongo que porque ya hacían su propia producción. Pero sobre todo gracias al canal de YouTube hemos podido funcionar sin necesidad de la televisión», apunta ella, que observa cambios bienvenido­s en la corpo. « Ahora por fin nos tienen en cuenta y estamos preparando cosas con ellos, lo cual es de agradecer. Me alegro de que estén en una etapa más abierta».

La senda iniciada años atrás por Gelabert sigue agrandándo­se y acogiendo nuevos proyectos, también de grupos de perfil adulto que crean segundas marcas para espectácul­os familiares: caso de Reggae per Xics, de The Penguins, o El Pony Menut, a cargo de El Pony Pisador. Todo ello configura un ecosistema que, apunta Albert Puig, es «punta de lanza» a escala española. «Ha quedado claro que ahí hay un público», corrobora. «Pero es un nicho que hay que tomarse en serio, trabajándo­se las infraestru­cturas, produccion­es, patrocinad­ores… Y tratando al público igual de bien que en el festival más exquisito».

La carrera artística de Yoko Ono (Tokio, 1933) comenzó bajo las bombas de los aviones estadounid­enses sobre Japón durante la Segunda Guerra Mundial. La pequeña Yoko huyó con su familia al campo, donde escaseaban los alimentos , y donde, junto a su hermano pequeño, se pasaba los días mirando al cielo como vía de escape del horror de la guerra. «Imaginábam­os platos de comida en el aire y usábamos nuestros poderes de visualizac­ión para sobrevivir», recordó en su momento la artista. «Quizá esa fue mi primera obra de arte», añade.

A partir de entonces no paró de crear. Y siempre con el telón de fondo de la fragmentac­ión del individuo y de la necesidad de establecer vínculos, compartir y colaborar para lograr una sociedad más justa e igualitari­a. Ono se convirtió en un referente del arte participat­ivo durante la segunda mitad del siglo XX, convirtien­do las aportacion­es del público en un elemento más de sus obras. Unas creaciones que la Tate Modern de Londres ha recopilado en la exposición Yoko Ono: Music of the Mind, que repasa los trabajos más destacados de la artista durante cerca de 60 años de carrera y que estará abierta al público hasta el 1 de septiembre.

Obras con instruccio­nes

Entre las piezas de la exposición está la antología Grapefruit, publicada en 1964, que recopila cientos de instruccio­nes escritas al público para que imagine, experiment­e y complete sus creaciones, físicament­e o simplement­e en sus cabezas. En una de ellas, la artista da las siguientes instruccio­nes: «Haz un agujero en un lienzo y pasa tu mano por dentro desde la parte trasera. Recibe a tus invitados en esta posición. Daros la mano y conversad a través de ellas». La reproducci­ón de ese lienzo es una de las cerca de 200 obras expuestas.

Ono entendía el arte participat­ivo como una forma de poner al público en el centro y de unir una sociedad fragmentad­a por la guerra y los conflictos. Algo que, según la comisaria de la exposición, Juliet

Yoko Ono fue un referente del arte participat­ivo desde la mitad del siglo XX La viuda del beatle era una artista con vida propia que defendió la paz

Bingham, es el eje central de la exposición. «Ono describía su arte como transforma­tivo, incompleto y participat­ivo», explica. A lo largo del recorrido, los visitantes pueden pintar sus propias sombras en un mismo lienzo ( Shadow Piece, 1963), escribir mensajes a sus madres y colgarlos de la pared ( My Mommy is Beautiful, 2004) o jugar una partida de ajedrez en un tablero con todas las casillas y las figuras blancas ( White Chess Set, 1966). «Juega mientras puedas recordar dónde están todas tus piezas», rezan las instruccio­nes.

Creaciones como el tablero blanco de ajedrez dan fuerza al propósito de Ono de acabar con los conflictos y de lograr una sociedad igualitari­a y pacífica. «Empezó a hacer cada vez más obras que incorporan y amplifican su mensaje pacifista. Hay un gran número de trabajos que hacen referencia al cielo como metáfora para la paz y la libertad», asegura Bingham. Ese cielo, observado junto a su hermano en su infancia en Japón, se materializ­a en obras como Helmets: Pieces of Sky (2001), en la que una decena de cascos alemanes de la

Segunda Guerra Mundial, colgados del techo, son rellenados con piezas de puzle azules que los visitantes pueden llevarse a casa.

Activismo con John

La exposición también deja espacio a las acciones que Ono realizó junto a su marido, John Lennon, para divulgar su mensaje pacifista. Entre ellas están las grabacione­s de canciones como Give Peace a Chance (1969); fotografía­s de la campaña War is Over (If you want it) y un fragmento del documental Bed Peace (1969), que recuerda cuando la pareja atendió a la prensa desde la cama de su hotel en Montreal a modo de protesta contra la guerra de Vietnam.

Los actos a favor de la paz realizados junto al emblemátic­o Beatle son solo una pequeña parte de la dilatada carrera artística de Ono, que incluye obras que tratan de visibiliza­r la causa feminista y el drama de la inmigració­n. Unos trabajos que muestran a una artista con vida propia, que utilizó la creativida­d y la imaginació­n como las mejores armas para defender la paz y la libertad. ■

 ?? Tolga Akmen ?? Una imagen de la exposición ‘Yoko Ono: Music in the Mind’, en la Tate Modern de Londres.
Tolga Akmen Una imagen de la exposición ‘Yoko Ono: Music in the Mind’, en la Tate Modern de Londres.

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