La verdad tras el festival israelí cancelado en BCN
El conflicto armado entre Israel y Hamás ha provocado que los Cinemes Girona no puedan celebrar el Seret International Israel Film Festival en sus salas. Habían recibido amenazas de un movimiento propalestino.
El conflicto armado que enfrenta actuamente Israel y Hamás ha afectado, y de qué manera, a la celebración en Barcelona del festival de cine israelí Seret International Israelí Film Festival, que debía haberse celebrado entre los días 15 y 18 de febrero en los Cinemes Girona de la capital catalana. Como comunicó EL PERIÓDICO DE CATALUNYA en su edición del día 14, los responsables de los cines decidieron anular las proyecciones de la muestra. Circulaba entonces un comunicado en el que se decía que desde los cines Girona se sumaban a la llamada de solidaridad con Palestina.
Amenazas propalestinas
Al mismo tiempo, un mediode comunicación israelí, N12, informó el encargado de la sala barcelonesa, explicó a los organizadores del festival que habían recibido amenazas por parte del movimiento propalestino BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) y otras organizaciones favorables a Palestina, y que esa era la causa de la anulación del certamen. Informaciones todas ellas cruzadas y poco verídicas.
Este periódico se ha puesto en contacto con el máximo responsable de los Cinemes Girona, que ha declinado hacer más comentarios ni alimentar la polémica, aunque nos ha asegurado que los cines no han hecho oficialmente ningún comunicado. Y así puede comprobarse en sus redes sociales.
Nos hemos puesto al habla también con Patty Hochmann, socia de Odelia Haroush, la directora del festival, para que dé su versión. Según Hochmann, chilena residente en Israel, «queríamos hacer por primera vez el festival en Barcelona. Todo iba bien, pero 48 horas antes el responsable de los cines nos dijo que lo quería cancelar por las amenazas de gente que había ido a los Girona. Nunca nos había pasado nada así».
El festival nació en 2012 en el Reino Unido y se ha celebrado en otros países. Esta era la primera vez que se hacía en Barcelona, con la proyección de cuatro películas entre los días 15 y 18 de febrero. Tiene financiación institucional por parte del ISFA (IsraelSpain Forum Alliance), la Embajada de Israel y el Ministerio de Cultura israelí.
Ante la cancelación en los Girona, los responsables del certamen han encontrado en 24 horas otro lugar para celebrarlo, lugar que, evidentemente, no se ha hecho público. Se ha informado solo a «la gente que había comprado las entradas. La sesión de ayer estaba llena y la de mañana tiene el aforo agotado», explica Hochmann.
Una situación bastante alucinante provocada por un conflicto armado que no debería afectar –o no debería hacerlo de esta manera–al arte y la cultura: actualmente, el festival ha quedado convertido en una serie de proyecciones que se realizan casi de forma clandestina en un sitio desconocido de la ciudad.
Los malentendidos se han sucedido: el jueves por la tarde aparecieron cuatro furgonetas de los Mossos d’Esquadra frente a los cines Girona en precaución de manifestaciones y protestas contra la celebración del festival, a pesar de que este ya se había cancelado en dicha sede.
Instrumentalización
Visto desde fuera, con ánimo objetivo, la sensación es que desde distintos bandos han intentado instrumentalizar la situación. Quizá no fuera el mejor momento para realizar el festival. Unos tienen derecho de celebrarlo y otros de protestar contra esa celebración. Situaciones similares se han vivido en los dos últimos años en los festivales internacionales, donde cualquier selección de una película rusa motivaba las críticas y la no comparecencia de cineastas ucranianos. Lógico, lícito, pero nada es blanco o negro y se impone una reflexión.
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