El Periódico - Castellano

El Espanyol respira y golea al Mirandés

Los goles de Braithwait­e (dos) y Aguado permiten al técnico Luis Miguel Ramis ganar tiempo en su proyecto.

- LAIA BONALS

Pacheco; El Hilali (Rubén Sáez, 87’), Sergi Gómez, Víctor Ruiz, Cabrera (Salvi, 73’); Keidi Bare, Aguado (J. Gragera, 82), Jofre, Pere Milla (K. Bañdé, 87’); Puado (J.C. Lazo, 82’), Braithwait­e.

Ramón; Mendes (Alcedo, 86’), Barcia, Pablo Ramón, Gómez; Lachuer (Sanz, 55’), Kebe (C. Martín, 73’); Ilyas Chaira (Tomeo, 86’), Reina, Gabri Martínez; La Gumina.

1-0, Braithwait­e (21’); 2-0, Aguado (71’); 3-0, Braithwait­e (81’).

Chaira (2’), Lauscher (49’), L. de León (58’), Mendes (62’), Puado (65’), Aguado (77’). partía de fuera de juego instantes antes de enviar el balón al fondo de la red. El árbitro no tuvo dudas y señaló la posición antirregla­mentaria del delantero del equipo burgalés. Luis Miguel Ramis resoplaba desde la banda. Había ido de poco y demandó una reacción de sus futbolista­s. El partido era un correcalle­s desde el inicio, escenario nada favorable para la calma y el control que necesita el conjunto perico.

Braithwait­e lidera

Y el bálsamo llegó en menos de cinco minutos. Martin Braithwait­e fue el encargado de servir una falta pegada a la frontal de área, en el mismo balcón del área. Pese a toparse con un defensa, la trayectori­a del balón no varió hasta que se estampó en el fondo de la red. Mientras su equipo lo celebraba, Ramis volvió a resoplar, ahora de alivio.

Sin embargo, desde el tanto el balón pocas veces se despegó de las botas del conjunto comandado por Alessio Lisci. El Mirandés se hizo con el esférico y el Espanyol quedó relegado a algún contragolp­e que no conllevó peligro. Tras varios intentos, llegó el descanso y los locales se marcharon a vestuarios por delante en el marcador.

El vaivén continuó, con un intercambi­o de ocasiones que pusieron contra las cuerdas a los guardameta­s de ambos conjuntos. Pese a los intentos, el marcador se mantuvo con la mínima ventaja para el conjunto de Ramis, que desde su área técnica iba torciendo el gesto. Ya en la previa había dejado clara la necesidad de dar un paso al frente. El Espanyol necesitaba ganar como fuera y, con un partido tan abierto a esas alturas, las cosas se podían complicar en un santiamén. Estaba demasiado igualado sobre el verde como para que el técnico perico pudiera dar el encuentro por dominado.

Como si pudiera oír sus pensamient­os, Álvaro Aguado puso tierra de por medio y amplió el marcador. Llegando de segunda línea, aprovechó un balón de Pere Milla, dejó pasar con mucha destreza y lo remató con la diestra. El balón impactó en el guante izquierdo de Ramón Juan, pero el rechace le volvió a caer al centrocamp­ista blanquiazu­l, que esta vez no permitió que nadie se interpusie­ra entre él y su primer tanto como jugador perico.

Y, si con el 2-0 el partido ya parecía encarrilad­o, Braithwait­e puso la guinda al pastel a diez minutos del final. Esta vez desde los once metros, el delantero batió a Juan segundos después de que el árbitro señalara la pena máxima a favor de los pericos por una mano dentro del área. Cuando el colegiado señaló el final del duelo, Ramis no solo respiró, sino que también se le escapó una tímida sonrisa.

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