El rearme europeo toma cuerpo en Múnich ante un Putin voraz
▶ La Comisión Europea anuncia que trabaja en un plan para aumentar «masivamente» la producción de armas
«No les deseo que les ataque Rusia. Pero creo que ningún país europeo está preparado para una invasión como la que afrontamos nosotros. No es que seamos mejores: es que llevamos años preparándonos para resistir a Rusia»: la advertencia del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ante la Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC), en Alemania, tocó la fibra a los miembros europeos de la OTAN, cada vez más convencidos de la necesidad de rearmarse. No solo ante la perspectiva de que Donald Trump vuelva a la Casa Blanca y reclame de sus aliados europeos que se defiendan solos, sino también ante el temor a un Vladímir Putin cada vez más incontrolable.
La Comisión Europea (CE) trabaja en un plan estratégico para aumentar «masivamente» la producción de armas, anunció en Múnich su presidenta, Ursula von der Leyen. Será presentado en tres semanas e incluirá la creación de una agencia destinada al apoyo defensivo a Ucrania.
«Dejemos de lamentarnos ante una posible victoria de Trump; dejemos de hablar tanto de Trump. Hagamos más por nuestra propia defensa, incrementemos no solo el gasto en armas, sino también la producción de armamento», afirmó el primer ministro en funciones de Países Bajos, Mark Rutte, y favorito a suceder al noruego Jens Stoltenberg como secretario general de la OTAN. «Europa debe reforzar su industria armamentística. Estoy convencida de ello», añadió von der Leyen, quien compartió uno de los debates de la MSC con Rutte y el primer ministro noruego, Jonas Gahr Store. En caso de acceder a un segundo mandato al frente de la CE, von der Leyen apoyará que haya un comisario para Defensa.
La lista negra del Kremlin
La cita en Múnich, con unos 180 líderes, ministros u otros representantes de un centenar de países, seguía bajo la conmoción por la muerte de Alekséi Navalni. Su esposa, Julia, había intervenido el viernes poco después de saltar la noticia ante ese auditorio para proclamar, al borde del llanto, que Vladímir Putin y su entorno deberán rendir cuentas por las atrocidades cometidas contra su marido.
Bajo ese impacto, en la MSC cobró fuerza la presencia de otra mujer de pronto identificada con el coraje, la primer ministra de Estonia, Kaja Kallas. Putin la incluyó hace pocos días en su lista negra y emitió una orden de busca y captura sobre la jefa de gobierno de un país de apenas 1,3 millones de habitantes, pero que es pieza fundamental en el flanco este de la OTAN. «Los bálticos y Polonia no somos aliados de segunda clase», reivindicó la líder estona. Su país, como Letonia y Lituania, se saben especialmente expuesto, no solo por su situación fronteriza. Putin sigue sin “perdonarles” que tras la disolución de la Unión Soviética de la que formaron parte pasaran estos tres estados a integrarse en la OTAN, en 2004.
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