Jennifer López y el amor
La cantante confiesa sus largas tribulaciones sentimentales, con Ben Affleck como trasfondo y final feliz, en su primer álbum en 10 años, en paralelo al estreno de ‘This is me now… a love story’. ‘This is me... now’ Jennifer López Nuyorican-BMG
Explica Jennifer López en la película This is me now… a love story que, cuando su madre le preguntaba qué quería ser de mayor, le respondía que tan solo quería «estar enamorada». Y bien, bajo el halo de esa loable aspiración romántica se desarrolla tanto este filme (disponible en Amazon Prime) como su expresión estrictamente musical, un álbum, This is me… now, que representa su regreso al mundo discográfico tras un lapso de 10 años, desde A. K. A. (2014).
El proyecto cuenta con una tercera pata, el documental The greatest love story never told, que se estrenará el 27 de febrero.
Corazón y memoria
Nos topamos así con una Jennifer López que abre su corazón y su memoria para compartir con el mundo su currículo sentimental, donde la historia de amor en dos tiempos con Ben Affleck flota como subtexto (ambos fueron pareja hace un par de décadas, se separaron y se reencontraron en 2021 para casarse un año después). Esa relación inspira un cancionero que López conecta con el del álbum This is me… then, de 2002, que ya vino marcado por aquel primer noviazgo con Affleck. No solo en términos conceptuales: también la sonoridad del nuevo disco dialoga con el tipo de r’n’b de cadencias sensuales y ganchos melódicos que dominaba el paisaje mainstream estadounidense en los años del cambio de siglo.
El tema estrella es Can’t get enough, cuyo video desliza señales de humor con ese desfile de novios encopetados y bodas kitsch fallidas, y que es portador de un apto estribillo con resonancias old school. Pero también está ahí la simpática Hearts and flowers, insistiendo, de acuerdo con las reglas del r’n’b noventero, en la importancia de la melodía frente al ritmo (como, en su día, sabían Destiny’s Child o la llorada Aaliyah). Y otros números provistos de cierto ingenio, como Humming-bird o la sinuosa Rebound.
Recurrir a los aromas ‘retro’ no tiene por qué ser merecedor de la pena capital: al fin y al cabo, Renaissance, el piropeado último disco de Beyoncé, miraba hacia atrás sin disimulo (en su caso, a través de tramas house y disco). En This is me… now, esta neoyorquina crecida en el Bronx aporta unas capas de credibilidad intimista, con alusiones reparadoras hacia su madre (en el medio tiempo titular) y cavilaciones sobre la fragilidad en Broken like me, balada envuelta por tenues orquestaciones y una cálida guitarra con cuerdas de nilón.
De todo ello sale un álbum de escucha cómoda, sinuoso y confesional, que muestra a J Lo en un lugar estable, anímica y artísticamente, en su cruzada, algo azucarada, a favor del amor como tabla de salvación universal. Como en ese tema final, Greatest love story never told, en el que la imaginamos contemplando a su recuperada pareja y sintiéndose como «hace 20 años, como si el tiempo se hubiera congelado».
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