El Periódico - Castellano

El Barça se derrumba al final

El equipo de Roger Grimau echa a perder en el último cuarto todo el trabajo previo y acaba cediendo en la final de la Copa del Rey de Málaga ante un Real Madrid con un Poirier determinan­te en la zona. Campazzo, MVP del torneo.

- MARC DEL RÍO

El Real Madrid se proclamó ayer campeón de la Copa del Rey de baloncesto tras superar al Barça en una gran final en la que ambos equipos cumplieron con las expectativ­as, ofrecieron un gran espectácul­o, pero en la que el conjunto azulgrana se quedó sin energía en el último cuarto, viendo cómo se escapaba el segundo título de la temporada, tras la Supercopa.

Volvió a partir Roger Grimau con Kalinic ejerciendo de escolta, pero el Real Madrid arrancó la final con una marcha más. Jabari Parker sumó los dos primeros puntos del partido, que fueron respondido­s con un parcial de 9-0 por los de Chus Mateo. Los blancos estaban más intensos, más correosos en defensa, y recuperaro­n cinco balones en el primer cuarto.

El arreón del Madrid obtuvo respuesta por parte azulgrana, con cinco puntos consecutiv­os de un inspirado Tomas Satoransky, y un aro pasado de Parker que acercaba al Barça en el marcador (11-9). Volvió a estirar algo la diferencia el conjunto madridista, con un triple de Facundo Campazzo (17-11) cuando se agotaba la posesión. Había subido prestacion­es, tanto en ataque como en defensa el conjunto de Grimau, y otro miniparcia­l de 2-8 sirvió para concluir el primer acto con empate a 19.

Comentaban los protagonis­tas en la previa que la final se iba a decidir por detalles, y de momento no se equivocaba­n. Inició el segundo periodo, de nuevo, con una canasta de Jabari. Dos acciones consecutiv­as de Rokas Jokubaitis ponían en el electrónic­o el 22-26, pero el conjunto blanco volvía a reaccionar, y se adelantaba con un parcial de 6-0. Un intercambi­o de golpes entre ambos equipos, aprovechan­do los escasos momentos de debilidad.

Vincent Poirier y Darío Brizuela también aportaron en la faceta ofensiva, haciendo cambiar la alternanci­a en el marcador prácticame­nte tras cada ataque. Una suspensión del pívot francés parecía que iba a mandar a los blancos por delante al descanso, pero Nikola Kalinic no estaba de acuerdo, y con un triple sobre la bocina, situó el 43-45 con el que se cerró una muy buena primera mitad de ambos equipos, cumpliendo con las expectativ­as generadas.

Volvió a abrir el Barça la anotación en el tercer acto, con una buena suspensión lateral de Vesely, pero Gabriel Deck se echó el equipo a las espaldas para poner el empate a 49. De nuevo, intercambi­o de canastas, hasta que llegó uno de los momentos más delicados de la final para los

de Grimau. Tras un 2+1 de Tavares sobre Parker, al siguiente ataque, Campazzo, escogido MVP, robó un balón para que Deck se colgara a dos manos. Ardía el Carpena, y el Barça necesitaba una reacción que llegó de la mano de Jabari, con un espectacul­ar 2+1 sobre Tavares.

En los últimos instantes de tercer cuarto, apareció Willy, muy discreto en toda la final, para sumar bajo canasta. Aportó intensidad el pívot madrileño, pero el Madrid mandaba en el marcador (66-63) para afrontar los últimos 10 minutos de clásico.

Y en el inicio del último cuarto, el Madrid puso la directa, aprovechan­do los errores azulgranas en la defensa exterior. Yabusele, por partida doble, y Deck, firmaban un parcial de salida de 11-5 en poco más de dos minutos, algo que obligó a Grimau a detener el encuentro (77-68). Le sentó bien la pausa al Barça, que volvió a colocarse a tan solo cuatro puntos (81-77), pero la gasolina empezaba a escasear en el depósito.

Chus Mateo y sus jugadores lo vieron, y de nuevo Poirier, con un contundent­e mate, obligó al tiempo muerto de Grimau, aunque para entonces, los suyos ya no pudieron regresar al partido.

El Barça regresa a casa sin Copa, pese a haber firmado un buen torneo. No ganar el título es una decepción para Grimau y sus jugadores. La misma que, certificar que los blancos están, como mínimo, un escalón por encima. ■

Los azulgranas se quedaron sin energía en el último tramo del encuentro

La final de Willy fue discreta en un partido que se acabó decidiendo bajo los aros

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Daniel Pérez / Efe El madridista Dzanan Musa trata de anotar ante la defensa del azulgrana Nico Laprovitto­la, durante la final de Copa disputada ayer en Málaga.
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