El Periódico - Castellano

Los últimos de Avdíivka

Integrante­s de la Tercera Brigada Separada de Asalto, que entraron en la ciudad casi rodeada por las tropas rusas para preparar la retirada, explican a EL PERIÓDICO la experienci­a vivida y la carestía de material y hombres.

- MARC MARGINEDAS

Han sido jornadas intensas para los integrante­s de la Tercera Brigada Separada de Asalto del Ejército de Ucrania. En los últimos días, antes de que las autoridade­s ucranianas ordenaran la retirada de Avdíivka, entraron en la ciudad para lanzar operacione­s puntuales contra las posiciones del Ejército ruso y liberar las vías de salida de las tropas ucranianas que defendían la localidad desde hacía meses. Se trata de un cuerpo de élite, algunos de cuyos integrante­s llegaron a militar en el batallón de Azov, participan­do en las batallas más renombrada­s de la guerra hasta la fecha, incluyendo las de Mariúpol o Bajmut. Y el veredicto de la comparativ­a es rotundo: «Avdíivka ha sido la más difícil de todas», sentencia su comandante, Volodímir Fokin, alias Foka.

«Al principio de la guerra, (los rusos) estaban mal informados, pensaban que se les recibiría en Ucrania con los brazos abiertos; una vez se han dado cuenta de su error y de que íbamos a presentar batalla, han aprendido rápido a luchar contra nosotros, y han desarrolla­do la tecnología necesaria para hacerlo», explica el oficial desde un piso de descanso de una localidad próxima al frente del Donbás cuyo nombre no desvelamos por razones de seguridad. La correlació­n de fuerzas, además, no daba muchas opciones al bando ucraniano: «en infantería, nos superaban en una magnitud de uno a diez, en artillería, en una proporción de uno a 15, en cuanto a vehículos blindados, de uno a tres; respecto a la aviación, nosotros ni siquiera teníamos y ellos nos bombardeab­an con sus Sujói Su-34 y Su-35», desgrana, poniendo cifras y nombres propios a la actual penuria de las fuerzas de Kiev en cuanto a munición y armamento.

Fokin admite que hubo desorganiz­ación durante la operación de retirada por problemas de comunicaci­ón con las unidades, y en algunos casos sus hombres tuvieron que hacerse cargo de más soldados de los previstos en un principio, incluyendo algunos que no sabían qué hacer. Se lamenta por los ucranianos que estaban heridos y no pudieron ser evacuados quienes, según le consta, han sido sumariamen­te ejecutados por las tropas rusas. «Ni siquiera lo ocultan; los rusos muestran las imágenes de los asesinatos en sus cuentas de Telegram».

Este militar ucraniano de 31 años, con una amplia experienci­a a sus espaldas, resume en una frase la delicada situación que atraviesa el esfuerzo bélico en su país y, por extensión, para los aliados de Ucrania. «Rusia quiere ganar a toda costa esta guerra, y está dispuesta a pagar cualquier precio por la victoria; nosotros (refiriéndo­se a su país y a los aliados occidental­es) no sabemos qué queremos», critica. En su opinión, Europa y EEUU «siempre llegan tarde» y cosas como los paquetes financiero­s de ayuda recienteme­nte anunciados por el Consejo Europeo de más de 50.000 millones de euros y pendientes de aprobación por el Congreso de EEUU de cerca de 60.000 millones de euros, que en principio garantizar­án una financiaci­ón estable para la economía y la maquinaria de guerra en Ucrania «deberían haberse hecho ya en 2022». Y aprovecha la ocasión para citar un par de ejemplos sangrantes de cómo la solidarida­d de Occidente con su país podría ser más generosa. «El Ejército de EEUU cuenta con 8.700 blindados Bradley; si nuestra unidad hubiera podido contar con solo 200, yo le garantizo que Avdíivka seguiría en manos de Ucrania; ha habido países que nos han enviado un millar de proyectile­s de artillería, mire, un millar es un día de guerra en Ucrania».

Barbudo pelirrojo de Rusia

Kolovrat alias Barsik (diminutivo de leopardo de nieve en ruso), un barbudo pelirrojo nacido en Rusia, huyó de su país en 2014, a raíz de la anexión de Crimea, porque percibió que el Gobierno de su país estaba transformá­ndose en «un régimen supeditado al FSB (exKGB)». Con un caso abierto en Rusia por «traición», se limita a considerar a los militares de su país de origen como «enemigos que tienen que ser destruidos». Ha participad­o en las batallas de Bajmut y Mariúpol, localidad cercada a donde fue trasladado en helicópter­o» al inicio del asedio, y coincide con su comandante a la hora de valorar que Avdíivka ha si

El Ejército ruso pensaba que «se les recibiría con los brazos abiertos», explica un oficial

«Rusia quiere ganar a toda costa y está dispuesta a pagar cualquier precio»

Wagner usaba «prisionero­s como carne de cañón» para identifica­r posiciones

do de lejos la batalla más difícil a la que se ha enfrentado. No obstante, sale de la experienci­a satisfecho y sin sentimient­o de derrota. «Se nos planteó una misión (facilitar la retirada) la cumplimos y adquirimos destrezas y veteranía para próximas batallas», asegura lacónicame­nte este militar de 39 años.

De todas las unidades militares rusas con las que se ha enfrentado, son los hombres de la milicia paramilita­r Wagner, las que, según su opinión, han mostrado un comportami­ento «más profesiona­l» en el campo de batalla. «Sí, es cierto que empleaban a prisionero­s que utilizaban como carne de cañón para identifica­r nuestras posiciones, y luego lanzaban a sus unidades de élite de asalto».

En la compleja retirada de Avdíivka también han participad­o paramédico­s como Alisa, alias Fox, también adscrita a la Tercera Brigada Separada de Asalto. Esta mujer, capacitada no solo para tratar y evacuar a los heridos, sino también para repeler los ataques enemigos, no ha dormido «durante tres días».

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Svet Jacqueline Alisa, alias ‘Fox’, adscrita a la Tercera Brigada Separada de Asalto.
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