Inglaterra prohibirá los teléfonos móviles en las aulas y los patios
Los colegios podrán adaptar las directrices a sus propios centros y podrán determinar las «circunstancias excepcionales» bajo las que sí que estará permitido el uso del ‘smartphone’.
El Gobierno británico presentó ayer lunes las nuevas directrices para prohibir el uso del teléfono móvil en los colegios de Inglaterra, tanto en las aulas como en el recreo. La decisión, anunciada a finales de octubre del año pasado por la ministra de Educación, Gillian Keegan, tiene por objetivo acabar con las distracciones y las interrupciones de los alumnos en clase, así como reducir el riesgo de ciberacoso entre compañeros. Un 97% de los estudiantes de al menos 12 años tienen un dispositivo propio y cerca de un tercio de ellos admiten utilizarlo en clase, según datos del propio Ejecutivo.
El nuevo documento da cierto margen a los colegios para aplicar la normativa, que recoge cuatro posibles escenarios: la prohibición total de los dispositivos en los centros; la obligación de entregarlos a los profesores al inicio del día; el uso de taquillas para guardar los aparatos o la posibilidad de guardarlos en la mochila, bajo el compromiso de no utilizarlos en ningún momento del día. En este último caso, los colegios deben asegurarse de que los padres y los alumnos «comprenden claramente las sanciones que pueden aplicarse» en caso de incumplimiento, con el objetivo de establecer una sólida cultura de «no utilizar el teléfono».
Sanciones
Entre las posibles sanciones mencionadas en la normativa están las confiscaciones y retenciones, así como la protección de los profesores ante cualquier pérdida o deterioro de los dispositivos, siempre que hayan actuado acorde con la normativa. También corresponderá al personal del colegio decidir la duración de las sanciones, siempre dentro de la proporcionalidad.
Para garantizar el cumplimiento de la normativa, el Gobierno permitirá a los jefes de estudios y al personal autorizado registrar a los alumnos, siempre que tengan «motivos razonables para sospechar que el alumno está en posesión de un objeto prohibido, según lo establecido en la legislación». Los colegios tendrán libertad, sin embargo, para adaptar las directrices a sus propios centros y podrán determinar las «circunstancias excepcionales» bajo las que sí estará permitido el uso de los teléfonos, como por ejemplo en el caso de los alumnos con discapacidades que los utilicen como complemento del aprendizaje.
La nueva directiva se aplicará a todos los colegios de Inglaterra, aunque algunos de ellos ya habían puesto en marcha restricciones antes de su publicación. «Creo sinceramente que esto tendrá éxito, porque, en los casos en que ya se ha implementado, hemos comprobado una mejora en el comportamiento y en el rendimiento [de los alumnos]», aseguró Keegan ayer en una entrevista a la BBC. «Realmente tenemos que cambiar la norma social y asegurarnos de que damos poder a los directores para que garanticen que no se utilizan los teléfonos en las escuelas», dijo.
La presión sobre el Gobierno para limitar el acceso de los menores a los teléfonos móviles ha ido en aumento en los últimos meses tras el dramático caso de Brianna Ghey, una joven transexual de 16 años que fue apuñalada hasta la muerte, a plena luz del día, por una compañera de instituto y por otro joven de la misma edad.
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