El Periódico - Castellano

Solo en una celda y limpiador

- GERMÁN GONZÁLEZ

A la espera de que la jueza dicte sentencia por supuesta agresión sexual, el futbolista Dani Alves sigue con su rutina en la prisión de Brians 2 y, a pesar del impacto emocional de haber visto en el juicio a su madre y sus hermanos, no se ha activado el protocolo antisuicid­ios.

Desde hace 12 días, el jugador brasileño de fútbol Dani Alves espera la sentencia en la cárcel de Brians 2. Lo hace integrado en la vida carcelaria tras más de un año entre rejas. Alves se encuentra en un módulo junto a otros presos que han cometido delitos contra la libertad sexual y cuenta con una celda para él solo, según fuentes penitencia­rias: no por privilegio, añaden, sino por las tareas que realiza en la unidad.

Nada más ingresar en prisión, Alves permaneció los primeros días en la celda junto con otro interno con el fin de acostumbra­rse al ambiente carcelario. Se trata de una práctica habitual encaminada a que los presos nuevos se habitúen a la realidad carcelaria, por lo que se les asigna compañeros que llevan más tiempo en la cárcel. Alves pasó muy poco tiempo con este interno y poco después empezó a trabajar en el módulo en tareas de limpieza y mantenimie­nto.

Estas labores las realizan varios internos. Como deben despertars­e antes para realizar los trabajos, los responsabl­es penitencia­rios permiten que se encuentren en celdas individual­es, con el fin de no molestar a los compañeros. Así, Alves se despierta antes para hacer las tareas encomendad­as y, más tarde, pasa la mayor parte del día practicand­o ejercicio en el patio del módulo, aunque se detiene para comer y descansar en su celda.

Durante las sesiones del juicio se le pudo ver más delgado, con más pelo y con aspecto un poco desmejorad­o tras el tiempo que lleva en prisión. Tras salir tres días para asistir a las sesiones en la Audiencia de Barcelona, Alves volvió a prisión a la espera de conocer la sentencia, aunque antes el tribunal debe decidir sobre si lo deja en libertad provisiona­l.

El brasileño ha seguido con su rutina de trabajo y deporte y, pese al impacto emocional que le ha supuesto el contacto con su familia durante el juicio, no se ha activado ningún protocolo de emergencia o antisuicid­ios, como han desmentido a este diario fuentes penitencia­rias, en alusión a las declaracio­nes que realizó este fin de semana en un programa de televisión el compañero que compartió celda con Alves al principio de su internamie­nto. Tampoco se han activado este tipo de protocolos durante el tiempo que el jugador lleva en la cárcel.

El centro cuenta con un equipo de educadores y profesiona­les sociosanit­arios, además del personal penitencia­rio, que vela por la salud de los internos y está pendiente de cualquier conducta problemáti­ca. Fuentes penitencia­rias explican que es habitual que los internos en prisión preventiva se encuentren desanimado­s los días posteriore­s a un juicio, por el desgaste emocional que conlleva. Sin embargo, los protocolos de este tipo, añaden, solo suelen activarse ante casos extremos, con presos con patologías diversas.

Rutinas carcelaria­s

No es el caso de Alves, quien, por el momento, espera la sentencia en prisión. Según fuentes penitencia­rias, el futbolista se ha integrado con las rutinas carcelaria­s, como trabajar en el módulo, e incluso juega a fútbol con otros internos y ayuda con las compras en el economato. La fiscalía pide nueve años de cárcel, mientras que la acusación particular reclama 12, por la supuesta agresión sexual que cometió a una mujer en los lavabos de la discoteca Sutton de Barcelona a finales de 2022. En el juicio, el jugador reiteró su inocencia y aseguró que habían sido relaciones consentida­s. En pocas semanas se conocerá la decisión judicial.

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David Zorrakino / AFP Dani Alves, durante el juicio celebrado a principios de mes.

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