Galicia está en Logroño, y Toledo, en Guadalajara
No he visto cicatería en los informativos de la tele sobre la victoria del PP en Galicia. Incluso en las cadenas que aparentemente más les entristecen las alegrías del Partido Popular, pongamos por caso La Sexta y TV3, los comentarios y rótulos que insertaban no escondían ni la victoria del PP ni la catástrofe del PSdeG.
En el seguimiento de Al rojo vivo, cuando salió Besteiro a lamerse la enorme llaga, Ferreras exclamó: «¡Qué silencio! ¡Ni siquiera un aplauso de consuelo!» y rotulaban en pantalla: «Batacazo histórico del PSOE». En TV3 ( TN migdia), rotulaban en clave nacional: «Feijóo se salva, Sánchez fracasa». A mí me ha gustado una entrevista flash de Informativos Telecinco a pie de urna de un colegio electoral, en la que una señora decía: «No tengo confianza en nadie. Voto porque es mi obligación como ciudadana», y otra dama que estaba a su lado, apostilló: «Que gane el mejor, pero el mejor, ¡ay!, no sabemos cual será».
Curiosamente en Telecinco esa noche del domingo estaban dando una edición más de la ratomaquia Gran Hermano Dúo. Y quizá para dar un toque gallego a la velada, a los ratoncitos, y también a algunos colaboradores del plató, les hicieron un examen geográfico. A una le preguntaron dónde estaba Galicia, Ourense en concreto, y señaló Logroño en el mapa. A otra, ¿dónde está Guadalajara?, y buscaba en Toledo. De geografía mundial preguntaron por la capital de Francia y una exclamó ¡Roma!, muy ilusionada. Y finalmente ¿el Rin por dónde pasa?, y resulta que este río pasa por China, junto a la Gran Muralla. Estos ejercicios de incultura y burricie general dan siempre muy buenos resultados en las ratomaquias. Sospecho que algunas respuestas son guionizadas, para incentivar el cachondeo y el espectáculo. A pesar de ser zoquetes, no puede ser que lo sean tanto.
Todo esto se cura viajando. El otro día Jordi Évole viajó a Madrid y, paseando con la polifacética Henar Álvarez, escucharon la voz de un niño que gritó, varias veces, a su paso: «¡Viva Franco!». ¡Ah! Évole se quedó traspuesto. «¡Pero si es un niño que no tendrá más de 10 años!» advertía con espanto. Y añadió: «En el Madrid de Ayuso nunca te encontrarás a tu expareja, pero sí a un niño gritando ‘Viva Franco’». Quizá la explicación es otra. Puede que este niño todo lo que aprendió en 10 años fue, pegado a la pantalla, viendo Gran Hermano.
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