El Periódico - Castellano

Con alzas en la política y en los zapatos

- POR ALBERT SOLER

fuese un mito, aunque para ello tuviera que utilizar también alzas. Las alzas en política, igual que en la estatura física, sirven también para llegar donde no llega uno por sí mismo, y reciben el nombre de «financiaci­ón ilegal». Suelen usarse por políticos de todo el mundo, de hecho, cada pueblo tiene sus propias costumbres al respecto. Por ejemplo, en Cataluña se ha usado como alza política la mordida del 3% que debía pagar todo empresario que pretendía trabajar con la Generalita­t. Un sistema que ha llegado a estar tan interioriz­ado que a nadie se le ocurrió que pudiera ser ilegal: tu pagas la comisión, yo te adjudico un contrato, o hinchas el precio para recuperar lo que me has tenido que pagar, y todos contentos. Todos excepto los ciudadanos, que son quienes terminan pagando, pero como éstos tampoco se enteraban, y si se enteraban considerab­an que mejor que nos roben los nuestros que los de fuera, no pasaba nada.

Buscó financiaci­ón

Sarkozy, como buen francés, hizo las cosas de otra manera, buscando financiaci­ón donde la hubiera, sin importarle su origen ni los métodos para conseguirl­a. En Francia los niños no llegan con un pan debajo del brazo, sino con una baguette, lo cual les confiere desde bien pequeñitos unas señas propias de identidad que conservan hasta su entrada en política. Además, los ciudadanos franceses tienen una educación democrátic­a más consistent­e que los catalanes, y es dudoso que allí se conformen con que les roben los suyos para que no les roben los demás, con lo que las comisiones del 3% quedaban descartada­s, se hacían necesarios otros sistemas recaudator­ios. Sarkozy los encontró, vaya si los encontró, aunque lo malo es que también los ha encontrado la justicia, que en Francia no parece tratar con la misma considerac­ión a los políticos corruptos como en España, así que el marido de Carla Bruni acaba de ser condenado a un año de prisión por la financiaci­ón ilegal de su campaña del año 2012, seis meses de los cuales serán de prisión firme. Si ya estaba acusado de ganar las elecciones de 2007 gracias a la financiaci­ón del entonces presidente libio Gadafi –a este juicio deberá enfrentars­e en 2025–, esa reciente sentencia demuestra que también acudió con alzas a los comicios que perdió en 2012. Algo podría haber sospechado la justicia cuando en 2011 fue condecorad­o con la Orden del Toisón de Oro por el entonces rey Juan Carlos: recibir una condecorac­ión de según qué manos, es signo inequívoco de corrupción.

En 2012 Sarkozy llevaba ya cuatro años casado con Carla Bruni, tiempo suficiente para que el aburrimien­to conyugal se dejase notar y para que a una esposa le parezcan ridículas situacione­s que antes la divertían, como que su marido perdiera doce centímetro­s al sacarse los zapatos para meterse en la cama, cuando la mayoría de sus anteriores amantes no solo no los perdían, sino que los acrecentab­an. Supo que para reavivar el fuego nupcial debía regresar al poder. Nadie le puede reprochar a Sarkozy que, tratando de recuperar la pasión en su relación, intentara un último hurra, aunque fuera a costa de unas nuevas alzas políticas. Fue todo por amor, eso debería servir de atenuante. No en vano fueron los franceses quienes acuñaron la expresión cherchez la femme.

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Ludovic Marin / AP El expresiden­te francés Nicolas Sarkozy, en una ceremonia en el Arco del Triunfo de París, el pasado año.
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