La odisea de un niño migrante
El autor salvadoreño Javier Zamora, que cruzó ilegalmente a los 9 años la frontera que separa Estados Unidos de México, relata aquella odisea en ‘Solito’, libro de memorias escrito en inglés. Su historia ha seducido a los lectores estadounidenses, Oprah W
Hace más de 30 años nos emocionamos con las penalidades de aquel niño italiano, Marco, que atravesó el océano para buscar a su madre migrante. Lo creó el escritor Edmondo de Amicis en pleno siglo XIX. Lo que no podía imaginar aquel autor, ni los espectadores televisivos de los 70, es que esa penuria lejos de ser una vivencia del pasado felizmente superada seguiría viva hasta nuestros días.
Marco se llama hoy Javier Zamora, poeta salvadoreño de 33 años que fue uno de tantos niños de Centroamérica y de aún más abajo lanzados a cruzar la gran frontera física y mental, la que divide Estados Unidos de México, y lo hicieron sin acompañamiento familiar. Zamora tenía en 1999 nueve años y la odisea –él la vivió como una aventura y así lo cuenta desde la perspectiva ingenua del niño que era– la relata en primera persona sin valoraciones ni reflexiones políticas, con el ánimo maravillado frente a ese ancho mundo que desconocía, sin que eso eliminara el miedo, el peligro real al que se enfrentó jalonado por precarios viajes en lancha, guardias fronterizos de dudosa ética y tórridos trayectos en el desierto de Sonora, en el que estuvo a punto de morir.
Solito (Random House / Periscopi), las memorias escritas en inglés con título en español, cuentan esa peripecia. Siguen el camino del pequeño desde la casa de sus abuelos en un pueblecito de El Salvador, pasando por Guatemala y México hasta EEUU en busca de sus padres que hicieron la misma ruta años antes huyendo de la guerra civil salvadoreña, ha seducido a los lectores estadounidenses, Oprah Winfrey incluida, y llega ahora para llenar un vacío: hablar de esos menores no acompañados desde la propia experiencia.
«Estaba requeteenfadado porque esa historia solo ha sido contada por periodistas, novelistas o políticos más o menos próximos a los hechos, pero nunca por los que verdaderamente la sufrimos», asegura el autor que puede enorgullecerse de haber estudiado como becario en las más ilustres universidades norteamericanas como Stanford y Harvard y de haber echado a andar su vocación como escritor gracias a los talleres de escritura 826 Valencia, que el escritor Dave Eggers puso en marcha dirigido a adolescentes en peligro de exclusión.
Escritura terapéutica
El libro surgió para Zamora como una forma de sanación a raíz de los ejercicios impuestos por su terapeuta que le conminó a volver a recordar aquellos días: «Yo había intentado olvidar todo aquello y además mis padres siempre me aconsejaron que no hablase de ello. Llegué incluso a mentir a mis amigos diciendo que había nacido en EEUU. Así que esa herida, ese daño, se hizo cada vez más grande en mi interior». A ello hay que añadir que la sensación de estar en peligro real no se acabó en tierras americanas, un simpapeles nunca está tranquilo consigo mismo. «Durante 12 años viví la angustia de que si me paraba la policía me podrían deportar a mi país que entonces era el más violento del mundo». No fue hasta los 21 años que obtuvo el estatus de protección temporal, que no le permite ser ciudadano de pleno derecho ni votar, pero sí regresar a ver a sus abuelos de vez en cuando.
Cuando el autor empezó a escribir este libro en 2019 con una voluntad íntima –«trataba de explicarme a mí mismo, no a los demás como había hecho hasta entonces intentando convencerles a base de excelencia académica»–, no imaginaba el poder que iba irradiar este libro como ilustración humanista de los peligros reales a los que se enfrentan los migrantes, incluidos los menores. En 2017 se habló mucho de los menores no acompañados a los que se les recluía en jaulas. Él mucho antes también estuvo en una: «Me molestó que la prensa hablara de esto como si fuera algo nuevo. Yo sé de gente que estuvo enjaulada en los 80. Eso ha ocurrido, ocurre y seguro que va a volver a pasar».
No es de extrañar que, además de este libro que invita a pensar si el cruce de fronteras en busca de una vida mejor es un crimen o no, Zamora haya dedicado sus esfuerzos al apoyo de los emigrantes en el desierto de Sonora con Salvavisión, una organización que ha creado un albergue justo en la zona entre Nogales y Yuma, donde el pequeño Javier, sin agua, casi acaba sus días. «La situación actual es mucho peor que la que yo viví porque en el 99 los carteles de la droga todavía no se habían dado cuenta de que la inmigración podía proporcionarles dinero y ahora, además, esa es una zona de tráfico con mucha violencia añadida».
«Estaba enfadado porque esa historia nunca había sido contada por los que la sufrimos»
«Yo sé de gente que estuvo enjaulada en los 80. Ocurrió, ocurre y seguro que va a volver a pasar»