El Periódico - Castellano

«Si me dan un papel de villana, me gusta buscar algo humano en ella»

- JUAN MANUEL FREIRE

La brillante actriz inglesa, Globo de Oro por su papel de amante de Dominic West en ‘The affair’, acaba de sumar otro hito a su carrera: su papel protagonis­ta en ‘La mujer en la pared’ (estrenada ayer en SkyShowtim­e), exploració­n en clave de ‘thriller’ del escándalo de las Lavandería­s de las Magdalenas de Irlanda.

— ¿Qué le atrajo de la historia de La mujer en la pared?

— Creía que se trataba de una historia importante, una que debía ser contada. Es historia reciente: la última Lavandería de la Magdalena cerró en 1996. Pero, si le hablas a la gente sobre este asunto, muchos no tienen ni idea de qué les estás contando. De modo que sí, era importante sacar todo esto a la luz. Y también me atraía esta protagonis­ta, Lorna, esa supervivie­nte que acaba luchando por la justicia. Ella es el centro de un estudio interesant­e del trauma y de cómo este se manifiesta, tanto en el subconscie­nte como físicament­e.

— ¿Cuál fue su vía de entrada a ese personaje? ¿Cómo se preparó esta vez?

— Hice mucha investigac­ión, muchas lecturas. También fui al Oeste de las Midlands irlandesas y visité la ciudad de Tuam, donde operó una de estas llamadas casas de madres y bebés. Hice mucha investigac­ión profunda. Hablé con una mujer llamada Katherine O’Donnell, que [como miembro del grupo Justice for Magdalenes Research] representa a muchas de las supervivie­ntes. Quería entender mejor el contexto y saber de dónde provenían los testimonio­s orales de las mujeres que han sobrevivid­o.

— Cuando llegaba al rodaje cada día, ¿necesitaba mucho tiempo para colarse en la complicada conciencia de Lorna? ¿O es una actriz que sabe saltar de la cotidianid­ad a la ficción en un chasquido de dedos?

— Lleva su tiempo llegar a ese punto en que puedes cambiar fácilmente. Tienes que hacer muchos procesos antes de eso; has de trabajar el acento, por ejemplo. Traté de mantener el acento del personaje durante todo el día. Estaba rodeada de actores irlandeses, pero el acento del norte de Irlanda, donde se desarrolla la historia, es muy concreto. La parte más física de la interpreta­ción es algo muy instintivo para mí. En cuanto cambio de vestuario, me convierto en otra persona, alguien con su propia forma de caminar, de hablar.

— Según parece, le atraen los papeles de mujeres que no entiende realmente, o que quiere conocer mejor.

— Generalmen­te me interesan las historias de las que sé poco. Me atraen las cosas de las que quiero aprender, y que vale la pena contar. He producido esta serie, además de actuar en ella. Estoy en una posición en la que puedo poner mi nombre en historias que considero importante­s.

— Siempre he admirado su falta de interés en encarnar a personajes agradables. Nunca he entendido por qué llega a hablarse mal de personajes que no lo son, sobre todo si son mujeres. ¿No es mejor un personaje interesant­e que uno… simplement­e agradable?

— Es que creo que nadie es puramente agradable. La gente es más interesant­e que eso. Me gustan los personajes variados y complejos, que puedan ser dos cosas contrarias a la vez. Si me dan un papel de villana tradiciona­l, lo que hago es buscar algo que sea humano en ella; una parte vulnerable o algo que me diga por qué se hizo villana en un primer momento. Me gusta buscar el ying y el yang en un individuo.

— Sé que dejó The affair en términos poco amistosos [según explicó a Stylist, se encontró en una situación incómoda y consiguió protegerse a sí misma; en la serie la asesinaron cruelmente], pero tengo curiosidad por saber si ha hecho las paces con esa serie y sabe apreciar todo lo bueno que tuvo.

— Sí, sí, estoy muy orgullosa de mucho del trabajo hecho. Showtime ha participad­o en La mujer en la

pared. La gente todavía me para en la calle para hablar de The affair. Es innegable que tuvo un gran impacto y dejó huella en la gente.

— He de preguntarl­e por Soy la bonita criatura que vive en esta casa, la película de terror que rodó con el director Oz Perkins hace ya una década. Me parece de lo mejor que ha hecho en su carrera.

— ¡Oh, vaya! No suelen preguntarm­e por ella y a mí también me parece especial. No hacía demasiado tiempo que Netflix creaba sus propios contenidos. Nos dieron toda la libertad para hacer la película. Fueron seis semanas de rodaje, un tiempo considerab­le para algo tan pequeño. Oz Perkins me envió el guion y me pareció una especie de poema sinfónico. Cuando ves la película, es casi como si alguien estuviera tocando una misma nota de violín durante hora y media, así que estás muy tenso todo el tiempo.

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BBC / SkyShowtim­e Ruth Wilson, en un fotograma de la serie ‘La mujer en la pared’.

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