Comer «demasiadas proteínas» puede perjudicar las arterias
Un estudio desmonta la idea, seguida durante décadas, de que un exceso de estos nutrientes es bueno. Su ingesta abusiva aumentaría el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
Esta es una de estas noticias que hay que leer poco a poco, con calma y entendiendo todos los matices antes de llevarse las manos a la cabeza. Así que empecemos por lo básico. Un experimento realizado en placas de laboratorio, en ratones y, finalmente, en un grupo de voluntarios sugiere que la ingesta excesiva de proteínas podría resultar potencialmente dañina para las arterias. El trabajo, publicado el lunes en la revista Nature Metabolism, encuentra que el consumo excesivo de estos nutrientes presentes en carnes, lácteos o legumbres podría favorecer la acumulación de grasas y colesterol en las arterias y esto, finalmente, aumentaría el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
¿Pero qué significa esto? ¿Que debemos dejar de comer alimentos que contienen proteínas? ¿Que es mejor dejar atrás los suplementos que proporcionan un aporte extra de estos nutrientes? Pues bien, ahora sí, vayamos a la letra pequeña de este estudio. Porque es ahí donde están muchas de las respuestas a estas cuestiones. Hace ya unos años que un equipo de investigadores de la Universidad de Pittsburg (EEUU) encontró una relación entre la ingesta de proteínas y los problemas cardiovasculares. Así que para entender más y mejor en qué consistía esta relación, estos mismos científicos diseñaron un estudio en el que, por un lado, se analizó este fenómeno en los laboratorios y, por otro lado, también se replicó en un grupo de 23 voluntarios.
En el estudio con roedores, los expertos dividieron a los animales en tres grupos y a cada uno se le proporcionó una dieta con un aporte de proteínas alto, medio y bajo en cada caso. Ahí ya se descubrió que los ratones que más proteínas ingerían también eran los que más producían un aminoácido llamado leucina. Según demostraron los análisis, este proceso también estaba asociado con una alteración de algunas células del sistema inmune (concretamente, los monocitos y los macrófagos) y esto, a su vez, acababa teniendo un efecto en la circulación de la sangre, y finalmente, en el funcionamiento de las arterias de los animales estudiados.
El estudio con personas siguió, a grandes rasgos, la misma filosofía. En este caso, los investigadores seleccionaron un grupo de 23 voluntarios, tanto hombres como mujeres, con sobrepeso. En primer lugar, se pidió a siete pacientes que tomaran dos comidas líquidas de 500 calorías cada una sin apenas proteínas y, paralelamente, se requirió a otros siete más que repitieran exactamente el mismo proceso pero con unas comidas altamente proteicas. Por otro lado, también se reclutaron a nueve personas para que tomaran comidas estándar de 450 kilocalorías con diferentes aportes de proteína. En ambos casos, los científicos tomaron muestras de sangre antes y después del experimento y en diferentes momentos del proceso de digestión.
El análisis de estos datos arrojó la misma conclusión que los estudios con animales de laboratorio. «El consumo excesivo de calorías puede favorecer procesos moleculares que aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares como, por ejemplo, la aterosclerosis, que provoca engrosamiento y endurecimiento de las arterias», comentan los científicos que han liderado este trabajo. Concretamente, tal como muestran sus análisis, este fenómeno se desencadena cuando la ingesta de proteínas supera el 22% de las necesidades dietéticas de una persona. Es decir, cuando hay un claro exceso en el consumo de estos nutrientes. También parece más prevalente entre hombres que entre mujeres.
Dos puntos por encima
Los resultados de este estudio, según explican sus impulsores, son especialmente importantes porque desmontan, o al menos matizan, la idea de que un exceso de proteínas es bueno. Durante décadas, de hecho, se ha dicho que estos nutrientes son uno de los pilares de la vida saludable y, así, también se ha acabado promulgando la idea de «cuanto más se tome, mejor». Un informe de la Fundación Española de Nutrición apunta a que España está al menos dos puntos por encima de lo recomendable por las autoridades sanitarias.
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