«Maidán era inevitable y esta guerra también probablemente»
Es quizá el escritor vivo más traducido de Ucrania. La invasión rusa de 2022 ha acrecentado el interés internacional por sus obras de ficción.
Andréi Kurkov (San Petersburgo, 61 años) es quizá el escritor vivo más traducido de Ucrania y la invasión rusa de 2022 ha incluso acrecentado este interés internacional por sus obras de ficción, a las que en los últimos años ha sumado una intensa producción de ensayos y memorias. Aun así, en su país, esta fama no le ha hecho inmune a las polémicas e incluso a campañas de odio en su contra. Circunstancia que él atribuye a su carácter rebelde y refractario a aceptar el discurso único. Con ocasión del aniversario de la primera década de conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, atiende a EL PERIÓDICO en una entrevista igualmente desinhibida en la que condena sin matices la agresión rusa contra Ucrania pero también critica lo que él considera los males de su país.
— Hace 10 años, en una entrevista con este diario, dijo que temía un conflicto civil alimentado por Rusia. Finalmente el epílogo ha sido una guerra convencional con miles de muertos. ¿Cuál ha sido, en su opinión, el punto de inflexión de esta trágica ruptura entre Rusia y Ucrania?
— El punto de no retorno fueron precisamente esos 100 muertos [en violentos choques con la policía, entonces bajo órdenes del presidente Víktor Yanukóvich] durante la Revolución de Maidán, a lo que le siguió la anexión de Crimea y el inicio de la guerra en el Donbás.
— ¿Cree que se podría haber evitado un desenlace tan violento?
— No, no lo creo. Ni me sorprendería si se conociera que [el presidente ruso, Vladímir] Putin tenía la intención de anexionarse Crimea ya hace 20 años. Putin nunca aceptó que Ucrania se hubiera independizado. Por eso, la pregunta entonces era: ¿Cuándo ocurrirá? ¿Cuándo estallará este conflicto? Porque ya en 2014 Ucrania era un país muy alejado de la sociedad rusa.
— ¿Qué queda hoy de Maidán?
— Todo el mundo entiende que Maidán y la guerra de hoy están conectados. Ucrania lucha porque no quiere ser de nuevo parte de Rusia. Por eso, nadie se arrepiente de Maidán. Maidán era inevitable y probablemente esta guerra también era inevitable.
— Sin embargo, he leído que cree que después de Maidán la cultura y la literatura ucraniana se politizaron demasiado.
— No todos, por supuesto. Hay que entender que, en la época soviética, la literatura ucraniana era políticamente muy comunista, mientras que, después de la independencia en 1991, la literatura ucraniana pasó a ser apolítica. Los escritores creyeron que en eso se fundamentaba su libertad, para liberarse de las ideologías dejaron de escribir sobre temas sociales y políticos. Pero todo eso se rompió primero en 2004, con la Revolución Naranja, cuando sociedad y cultura se politizaron. Y desde 2014, la literatura se ha vuelto directamente militante. Algunos escritores creen que han de hacer propaganda. Así se sienten parte de la guerra, sobre todo cuando Rusia está repleta de novelas y libros de no ficción que hacen propaganda antiucraniana.
— Es una reacción al conflicto.
— Sí, es una reacción. Pero nadie les ha pedido a estos escritores comportarse de esta manera. Ni el Gobierno ni el presidente. Son ellos quienes lo han decidido y quienes han puesto la literatura al servicio de la lucha política. Yo no lo veo ni útil ni eficaz y creo que desaparecerá en poco tiempo. La propaganda en la literatura ucraniana es un fenómeno de la guerra, que también tiene apasionados [lectores] que buscan reafirmar su sentimiento antirruso.
— ¿Esto se debe también a que Ucrania sigue buscándose, construyendo su identidad?
— No. Nuestra identidad está muy clara. Para los rusos, la libertad es menos importante que la estabilidad. Para los ucranianos, es al revés. Lo que nos separa es nuestra visión política. Esta es también mi identidad, a pesar de que crecí en una familia rusófona.
— Nadie sabe cuántos son pero es cierto que la animadversión contra Putin ha hecho que algunos se pasen al ucraniano. ¿Por qué cree que Ucrania está cediendo este patrimonio lingüístico?
— Porque Rusia usa el idioma como un arma. Hoy día en los territorios ocupados de las regiones de Zaporiyia y Jersón el idioma ucraniano está prohibido en escuelas y librerías. Aun así, todavía hay personas en Odesa, Járkov, incluso Kiev, que hablan en ruso. En Polonia, no, porque allí los refugiados temen que la gente piense que son rusos.
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