Vingegaard abre en Galicia el año en busca del tercer Tour
«Será una gran batalla», dice sobre la próxima ronda francesa el corredor danés, que disputará O Gran Camiño desde hoy hasta el domingo.
Jonas Vingegaard, dos Tours lo contemplan, lleva tres días en A Coruña. Llegó en plena resaca de las elecciones gallegas y por Galicia se quedará hasta el domingo porque en estas tierras inicia el año ciclista corriendo O Gran Camiño. El horizonte apunta hacia el Tour, y con el más allá de la Vuelta si no sucede nada extraño en la ruta francesa, especial si cabe en 2024, porque como si de un circo se tratase le crecerán los enanos, con todo el respeto hacia ellos, en forma no solo de Tadej Pogacar, sino de Primoz Roglic, antaño su compañero, y Remco Evenepoel.
Una mujer, móvil en mano, le aguarda en la puerta del hotel que ocupa junto a la playa de Riazor. Pide que se le haga una foto. «Estoy tan nerviosa que me tiemblan las piernas». Si el ciclista danés fuera futbolista habría habido una muchedumbre, pero difícil que alguien tuviera la pasión de su admiradora gallega. No en vano ha ganado dos últimos Tours y en 2023 todas las carreras previas a la ronda francesa que corrió excepto la París-Niza.
En cuatro días por Galicia (hoy empieza el camino con una contrarreloj individual por A Coruña, a través de Eurosport) espera repetir la conquista de hace un año frente a rivales como Carlos Rodríguez o Richard Carapaz, pero siempre pendiente del mes de julio y del viaje entre Florencia y Niza, en el primer año en el que el Tour, que empieza en Italia, no finaliza en París por cuestiones operativas relacionadas con los JJOO. Y allí en la ruta francesa se encontrará con un Pogacar, quizá castigado por el esfuerzo de la ronda italiana; un Roglic que ya no lo auxiliará y con hambre de lograr la victoria que se le fugó en el último suspiro de 2020, y un Evenepoel que debuta con todo el peligro en los pedales.
«El Tour de este año será una gran batalla. Será un Tour muy interesante. Yo no podré contar con la ayuda de Wout van Aert, que disputará el Giro, carrera que hará también Pogacar. No tengo dudas de que llegará al Tour muy fuerte, al igual que Roglic y Evenepoel. Por eso, tengo sentimientos opuestos, por la ausencia de Van Aert y porque Roglic había sido siempre mi compañero, pero ahora se convertirá en un gran rival», comentó.
Contrarreloj inicial
Martes y miércoles entrenó en A Coruña cruzándose con cicloturistas que querían seguir su rueda, nada fácil. Es la magia de este deporte, en que el profesional comparte escenario con el aficionado y todos se paran a mirarlo cuando afronta con rabia la rampa que lleva hacia la torre de Hércules, de aúpa y con adoquines, donde acaba una contrarreloj inicial que quiere ganar.
«Llevo cinco meses sin competir [desde que acabó la Vuelta] y he podido disfrutar de mi familia [su mujer y su hija]. He llegado a Galicia después de haber estado concentrado en el Teide. Pero creo que empiezo la temporada en forma. Me gusta el ciclismo, correr, y sobre todo mejorar cada vez que compito».
El año de Vingegaard contempla también la Tirreno-Adriático, el mes que viene; la Itzulia, en abril, y el Critérium del Dauphiné, en junio. Tras el Tour si no hay sorpresas correrá la Vuelta. «Pero antes, como hice el año pasado, quiero ver cómo acabo el Tour. No puedo pensar ahora en dos carreras de tres semanas a la vez». Solo se verá con Pogacar en la ronda francesa.
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«Roglic, que había sido siempre mi compañero, se convertirá ahora en un gran rival»