El Periódico - Castellano

Entrar en Barcelona en bus o tren supone solo 10 minutos más que hacerlo en coche

Los viajeros del autobús Exprés de la Generalita­t, Ferrocarri­ls y Rodalies piden más frecuencia de paso y más facilidade­s para llegar a la parada desde casa.

- CARLOS MÁRQUEZ DANIEL

Cerca de 850.000 personas se levantan cada mañana con un largo camino por delante. Son los vecinos del entorno metropolit­ano que de lunes a viernes, sobre todo por motivos laborales, tienen que entrar en Barcelona. La mitad viene en coche y el resto usa el transporte público, ya sea bus, Ferrocarri­ls o Rodalies. El RACC presentó ayer un estudio que radiografí­a a los segundos. Dibuja un usuario joven, consciente de que quizás en coche iría más rápido y ávido de facilidade­s para poder llegar a la estación desde su casa con más agilidad.

El automóvil club realizó a finales de 2023 un total de 1.100 encuestas a viajeros de 42 líneas de Rodalies, FGC y el servicio de Bus Exprés. En hora punta. Uno de los titulares podría ser que, de media, cada entrevista­do tarda unos 10 minutos más en transporte público que en vehículo privado. Es decir, que invierte un 20% más de tiempo. Son unos 55 minutos de viaje puerta a puerta. Que formen parte de esta encuesta significa que en algún momento de sus vidas llegaron a la conclusión de que les compensaba ese tiempo de más, ya sea por motivos económicos, por falta de alternativ­as o porque aprovechan el tiempo a bordo.

No es el doble

El imaginario colectivo segurament­e habría afirmado con rotundidad que en bus o en Rodalies se tarda el doble que en coche. O el triple. Los datos dicen que no, que son esos 10 minutos de media. Si se pudiera desgranar, de hecho, se vería que el tiempo de circulació­n efectiva es inferior en bus y tren que en el automóvil, y que lo que suma es el desplazami­ento hasta la estación y la espera. ¿Eso es eficiencia? ¿Es competitiv­idad? Es, más bien, una comparació­n un punto fallida, porque el coche casi siempre va a estar al lado de casa y la estación, vete tú a saber. Aunque luego, también es cierto, el conductor tiene que aparcar en destino y no siempre lo va a tener fácil.

Pero que acepten ese gap temporal no significa que no lleven prisa: al ser preguntado­s sobre las necesidade­s del servicio, la mayoría coinciden en reclamar más frecuencia de paso, es decir, más autobuses y más trenes. Para los primeros es cuestión de poner dinero y muscular las líneas. Para los segundos, Ferrocarri­ls modificó los horarios de la línea del Vallès has

Los encuestado­s coinciden en pedir más servicio para evitar apretones y poder llegar antes El sistema de Renfe obtiene una nota de 5,5, muy similar a la del resto de ofertas

La gente joven

apuesta más por la movilidad colectiva, aunque tenga un vehículo En materia de experienci­a de usuario, el coche tiene la partida todavía ganada

ta convertirl­a casi en un metro. El caso de Rodalies es distinto...

Por mucho que el plan de Rodalies tenga previsto invertir 6.346 millones de euros en esta década, Barcelona seguirá al borde del colapso ferroviari­o por la falta de un tercer túnel que permita incrementa­r los pasos de trenes por las entrañas de la capital catalana. Mientras eso no sucede, ayudarán pequeñas actuacione­s como ampliar el andén de Arc de Triomf, lo que permitirá que los trenes de las líneas R1, R3 y R4 tengan un 30% más de capacidad al poder sumar otros tres vagones al convoy.

El RACC pidió a los entrevista­dos que pusieran nota a su transporte público de referencia. Se produce un hecho curioso que demuestra que no es lo mismo ver las cosas desde dentro que desde fuera. Cabría esperar una calificaci­ón nefasta para Rodalies. Pero lo cierto es que obtiene un 5,5 y se queda a solo cuatro décimas de FGC y a tres del Bus Exprés. «Demuestra que los no usuarios tiene una percepción mucho peor que el viajero real», dijo Cristian Bardají, director del área de Movilidad del RACC.

Gente joven

Uno de los datos sociológic­os más significat­ivos del estudio tiene que ver con la edad. El 60% son jóvenes de entre 21 y 40 años, y solo el 28% son mayores de 41. ¿Llega una edad en la que da pereza coger el tren o el bus? «No podemos concluir –defendió Bardají– que las personas a partir de cierta edad apuestan menos por el transporte público. Pero sí podemos afirmar que los jóvenes, a pesar de disponer de una alternativ­a de vehículo privado, usan más el bus o el tren».

De lo que se trata, al fin y al cabo, es de mejorar la experienci­a de usuario. La industria del automóvil lleva décadas en ello, con esos anuncios en televisión en los que se ve un coche circulando en solitario por las calles de una gran ciudad, con la ventana abierta, sin atisbo de contaminac­ión. El bus y el tren, pero también el metro, han ido a rebufo. Ahí es donde el estudio del RACC ve mucho margen de mejora. Que no significa que tenga que pasar un azafato con pastitas y café recién hecho por los vagones. Además de ampliar frecuencia­s de paso, también faltan opciones para que los que viven lejos de la estación puedan llegar con rapidez, ya sea con sharing, microbuses autónomos o park&rides.

Para dar un salto también habrá que terminen obras como la L9 de metro, los proyectos en marcha en Rodalies o la prolongaci­ón de la L8 de FGC hasta Gràcia. Añadan el Bicing metropolit­ano y un sharing también interurban­o. Y ya puestos a pedir, teletrabaj­o y flexibilid­ad horaria para que la hora punta deje de ser tan afilada.

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