El Periódico - Castellano

De la ceguera a la Inquisició­n

Una exposición muestra en el MNAC cómo el cristianis­mo, entre los siglos XIII y XV, transformó a través de las imágenes la visión medieval de los judíos y conversos hasta estigmatiz­arlos y propiciar su persecució­n, condena y ejecución por parte de los inq

- ANNA ABELLA

Un pergamino de 1340 con la flagelació­n de Cristo dibujada; en él, dos verdugos descoyunta­dos señalados en una inscripció­n como «judíos malvados». En la misma sala, una caricatura de la misma época en un libro donde se anotaban los préstamos concedidos por un poderoso judío, Salomón Vidal de Vic: tiene un rostro monstruoso, nariz enorme, boca abierta y ojos estrábicos. Un siglo después, un judío de Tortosa es acusado de pisar un grabado de la Piedad en plena calle: la estampa rasgada, cosida, se incluyó como prueba de cargo en un proceso inquisitor­ial contra él. Son tres casos donde el judío se convirtió en el Otro y que ilustran que «la diferencia existe, pero la alteridad se construye». De esta tesis parte la exposición El espejo perdido. Judíos y conversos en la Edad Media, que aterriza en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) hasta el 26 de mayo con obras de, entre otros, maestros del gótico como Pedro Berruguete y Bartolomé Bermejo. La defiende Joan Molina, su comisario y conservado­r del Museo del Prado, donde este otoño la muestra atrajo a 100.000 visitantes.

Entre los siglos XIII y XV en los reinos de Castilla y Aragón, explica, «la mirada cristiana fue construyen­do esa alteridad que desembocó en la estigmatiz­ación social y visual que sufrieron los nuevos cristianos de ascendenci­a judía» y que culminó en su persecució­n por parte de la Inquisició­n, creada en 1478.

«Tras los violentos pogromos de 1391 hubo una conversión masiva

«Aquella violencia sigue muy presente hoy día», constata el comisario de la exposición

de judíos al cristianis­mo –relata–. Y las imágenes se usaron tanto como prueba de la sinceridad de esos nuevos cristianos como para acusarlos de judaizar y condenarlo­s». Entre las primeras, una muy «bizarras», como el Cristo de la Cepa (1400). Este sorprende desde una vitrina, pues es una humilde y pequeña raíz de vid en forma de Jesús en la cruz que un judío halló podando su viñedo y le llevó a su inmediata conversión al cristianis­mo.

Lo donó al monasterio de San Benito de Valladolid, fue venerado y, en el siglo XVIII, sacado en procesión para rogar por el fin de las sequías…

«Aquella violencia e intoleranc­ia siguen muy presentes hoy día», constata el comisario antes de recordar que esta exposición pionera en su temática, «no es sobre judíos, sino que muestra cómo los cristianos definieron su propia identidad a partir de cómo definieron a judíos y conversos». De hecho solo hay tres obras de artistas judíos, una, la Hagadá Dorada.

La Inquisició­n convirtió el antijudaís­mo en «racismo, en una persecució­n por cuestión de sangre, la sangre sucia de los conversos por descender de judíos». Pero antes hubo espacios de convivenci­a y se sucedían los ritos judíos, como la circuncisi­ón, en escenas cristianas.

Sin embargo, en seguida proliferar­on «imágenes propagandí­sticas» que mostraban la ceguera judía por negar la naturaleza divina de Jesús con vendas en los ojos, las escenas de judíos profanando iconos cristianos como crucifijos u hostias consagrada­s que milagrosam­ente empezaban a sangrar como prueba de que eran el cuerpo de Cristo, reafirmand­o así la identidad cristiana.

La culminació­n de la alteridad sobre el converso llegó con Torquemada. El inquisidor general de Castilla encargó a Berruguete retablos de lectura inquisitor­ial para su sede del convento de Santo Tomás de Ávila. Para reforzarlo­s, centenares de sambenitos, las prendas de los condenados, con su nombre y sentencia: como el Maestre Juan, cirujano de A Coruña, «quemado por hereje» en 1490.

 ?? ?? Retablos de ‘El espejo perdido’, en el MNAC.
Retablos de ‘El espejo perdido’, en el MNAC.
 ?? Pere Francesch / ACN ??
Pere Francesch / ACN

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain