El Periódico - Castellano

¿Qué pasaría si el ser humano hibernara?

La directora catalana Anna Cornudella presenta fuera de concurso su ópera prima, ‘The human hibernatio­n’, una reflexión sensorial sobre este fenómeno metabólico de la fauna aplicado a nuestra especie.

- NANDO SALVÀ

Todo empezó con un puercoespí­n, o algo parecido. En realidad «el animal se llama equidna y vive en Australia. Hace un tiempo leí un artículo en el que se explicaba que, a causa de los incendios que el país padeció hace más de diez años, el equidna empezó a hibernar; la comunidad científica se preguntaba cómo había podido sobrevivir en un entorno inhabitabl­e, y la respuesta es que fue gracias a que había ralentizad­o su metabolism­o». La que habla es la catalana Anna Cornudella, que acaba de presentar en la Berlinale su primera película, The Human hibernatio­n,

inspirándo­se en ese fenómeno de la fauna. «Descubrir eso hizo que me hiciera una serie de preguntas: si nuestro entorno dejase de ser habitable a causa del cambio climático, ¿nos convertirí­amos los seres humanos en hibernador­es para sobrevivir? Y, de haberlo sido desde el principio, ¿cómo se habría desarrolla­do nuestra especie?».

The Human hibernatio­n

empieza de noche, en medio del gélido bosque, donde un niño emerge de un agujero y se pone a caminar, observado por diferentes animales. Luego llega la primavera y se abren más agujeros de donde salen más personas que se observan, se olisquean y se tantean. Una de ellas es una joven que emprende la búsqueda del niño. Entretanto, vemos un caballo en medio de un salón, unas gallinas en el fregadero de una cocina abandonada y vacas, muchas vacas. «Solemos tomarlas por tontas, pero las vacas son inteligent­ísimas y están dotadas de un gran sentido grupal», explica Cornudella acerca del animal que probableme­nte protagonic­e más planos de su película. «Sus valores están muy por encima de los nuestros, y me gustó la idea de retratarla como un ser superior al humano».

Se trata de un tipo de escenario que el cine de ciencia ficción suele usar para plantear futuros distópicos, pero The Human hibernatio­n propone lo contrario. «Me apetecía retratar algo parecido a un mundo utópico, en el que el ser humano ha sido despojado del poder de control porque está sometido a los mismos ciclos que marcan al resto de los animales, y en el que tanto los animales como los vegetales tienen su propia voz».

El resultado es una obra extraordin­ariamente sensorial pero, al mismo tiempo, rotundamen­te política. Después de todo, imagina un futuro en el que las estructura­s sociales, económicas y familiares que sostienen el sistema capitalist­a han sido desmantela­das y que por tanto, añade Cornudella, «es una alternativ­a a un tipo de vida que no solo está acabando con el planeta sino que ha limitado la capacidad del ser humano para desarrolla­r sus propias habilidade­s cognitivas. Nos hemos olvidado de escuchar a nuestro entorno».

Para completar el proceso de documentac­ión de The Human Hibernatio­n, la directora contó con la ayuda del jefe de investigac­ión de la Agencia Espacial Europea, organismo que estudia la hibernació­n en vistas a aplicarla a los viajes al espacio exterior, y recibió ayuda de expertos de la NASA. La filmó en localizaci­ones del norte de Nueva York, Dakota del Sur, Nashville y el Ripollès, con un equipo de rodaje de tan solo seis personas.

Madres e hijos

El germen de la película es un proyecto de investigac­ión artística impulsado por el Museu d’Art Contempora­ni de Barcelona (Macba), inicialmen­te resultante en una pieza de vídeo de unos 20 minutos que Cornudella presentó poco antes de que la pandemia obligara al confinamie­nto. «Me acuerdo de que, en cuanto sucedió, mucha gente me escribió para bromear diciéndome cosas como: ‘¡La que has liado!’. Lo cierto es que el confinamie­nto permitió que se materializ­aran algunas de las ideas que yo planteo, en especial. Fue fascinante comprobar cómo, en efecto, en cuanto el ser humano desaparece un rato la naturaleza inmediatam­ente revive y recupera el espacio que nosotros ocupábamos. Me pareció muy hermoso».

El sufrimient­o de una madre a causa de su amor por su hijo es tema común de las últimas dos ficciones aspirantes al Oso de Oro en presentars­e este año. Sons, el nuevo trabajo del director germanodan­és Gustav Möller, contempla a una oficial de prisiones que decide tomar medidas drásticas ante el ingreso en el centro del violento joven que tiempo atrás mató a su hijo sin anticipar las consecuenc­ias que su necesidad de venganza acarreará; es una película de arranque absorbente que pierde fuelle en cuanto su director, incapaz de decidir un camino concreto por el que hacer avanzar el relato, empieza a hacer que sus personajes se comparten de forma absurda.

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M Un fotograma de ‘The human hibernatio­n’, de la directora catalana Anna Cornudella.

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