El asesinato del piloto desertor, posible encargo del Kremlin a mafiosos
Ocho tiros a primera hora de la tarde, en una zona poblada, con videocámaras, con dos de los disparos fallados y un tercero no mortal, una huida atropellada en un coche robado, dejando los casquillos en el suelo… La forma en que los verdugos del desertor ruso Maxim Kuzminov le quitaron la vida en un garaje de La Vila Joiosa (Alicante) ha reforzado a expertos en injerencia de la Seguridad del Estado la sospecha de que tras el crimen hay un encargo del Kremlin a mafiosos.
Es su hipótesis en la investigación sobre el asesinato cometido el 13 de febrero. No tienen duda las fuentes consultadas de una inspiración o encargo directo del Kremlin, más concretamente militar, pero sí descartan una ejecución cometida por agentes con clara filiación o dependencia jerárquica del servicio secreto ruso venidos ex profeso. Las mismas fuentes creen que el o los sicarios subcontratados podrían no haber abandonado el territorio español, y que esta podría no ser su primera misión mortal cumplida por encargo en este país.
Desde antes del estallido de la actual invasión de Ucrania, «los rusos han diluido las fronteras entre servicios de inteligencia y crimen organizado. Hoy, dependiendo del objetivo, prefieren externalizarlo», explica una de las mencionadas fuentes, y confirma esa explicación otra, esta del ámbito diplomático, que señala cómo mafiosos rusos son utilizados por Moscú también como informantes en los países en que se implantan.
No es el caso de los envenenamientos de Alexander Litvinenko o Serguei Skripal, oficiales de inteligencia de alto nivel. El de recurrir a sicarios de grupos mafiosos es un método últimamente preferido por Rusia para atacar a disidentes y opositores de categoría inferior. Tiene la ventaja de que los autores, sin son capturados, no cuentan con trazabilidad que pueda llevar al Estado ruso y, por tanto, causar un conflicto diplomático,pero deja un claro mensaje.
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