«Occidente tiene que acelerar el ingreso de Ucrania en la UE y la OTAN»
Historiadora e investigadora sénior asociada del CIDOB (Barcelona Centre for International Affairs), es una de las mayores expertas en Rusia y el espacio postsoviético de España.
— ¿Cómo definiría el actual momento del conflicto?
— Estamos en un tiempo de espera, con una situación que se parece a la guerra de posiciones de la Primera Guerra Mundial, donde cada lado avanza unos metros y poco más y la ocupación de un pueblo u otro no tiene mayor valor estratégico.
— ¿Cuál sería un escenario de victoria para Ucrania?
— Los ucranianos, por ahora, no ofrecen otra definición que no sea la recuperación total del territorio en sus fronteras de 1991. O sea, incluyendo todo el Donbás y Crimea. No quieren ni oír hablar de ceder una parte del territorio.
— ¿Pero no empieza a haber cierta fatiga entre la población tras dos años de guerra, en los que no ha habido rotación en el frente?
— Las dos realidades pueden coexistir. Los soldados quieren ser reemplazados y además se están quedando sin municiones. Y de eso la sociedad civil es consciente. Por eso se ha movilizado para explicar, sobre todo a la UE y EEUU, esta situación y la necesidad de reforzar la ayuda económica y, sobre todo, militar. Ellos están dispuestos a luchar hasta el final, pero si no les damos los recursos la fatiga será más fuerte que las ganas de no rendirse. Y entonces a lo mejor se llegará a una situación en que se vean abocados a aceptar condiciones de rendición absolutamente indignas. Y de eso nosotros seríamos cómplices.
— ¿Y para Rusia, cuál sería una situación victoriosa?
— El Kremlin ha ido cambiando los objetivos a medida que la situación sobre el terreno no ha respondido a sus expectativas. Los de ahora los apuntó Putin en la entrevista con Tucker Carlson. Vino a decir que él ya estaría dispuesto a negociar con lo logrado hasta este momento.
— Hace un año, escribió que no era impensable pensar que Kiev podía ganar la guerra. ¿Lo mantiene?
— Ya sé que es una idea algo loca, pero no lo descarto. Y de todas formas, aunque una parte del territorio, mucho menor de la actual, quede en manos de los rusos, Ucrania habrá ganado la guerra porque habrá demostrado que Rusia no puede hacer lo que quiere.
— Según la Constitución ucraniana, el día 31 de marzo deberían celebrarse elecciones presidenciales. ¿Va a cumplirse este plazo?
— Este es uno de los grandes debates públicos. La inmensa mayoría de la gente con la que he hablado se opone a estas elecciones porque no se dan las condiciones.
— A los países aliados les cuesta cada vez más aprobar ayudas para Ucrania. ¿Puede el país eslavo aguantar el empuje del Ejército ruso sin estos recursos?
— Muy difícilmente. Ucrania está en una situación desesperada. Nuestra ayuda es una condición sine qua non para su victoria o, al menos, para llegar a la mesa de negociaciones en condiciones.
— ¿Hacia dónde cree que va a evolucionar la guerra?
— No lo sé, y no creo que nadie pueda saberlo. Hay un factor abierto, que es la situación interna en Rusia. Si de repente el número de muertos en el frente empieza a subir de forma drástica, cosa que ya ocurre, crece el movimiento de las madres de los soldados, y se producen situaciones de inestabilidad como la de Buratia, no sabemos qué tipo de situación se puede crear.
— Cuesta pensar que con la ley del miedo impuesta por Putin pueda haber alguien dispuesto siquiera a pensar en prescindir de él.
— Tendría que haber un minigolpe de palacio. De todas formas, un contacto cercano al establishment ruso me dijo que más bien ve un futuro a la Franco, que Putin morirá en su cama siendo presidente.
— ¿Se han resentido los equilibrios geopolíticos?
— Esta guerra ha hecho que todo el tablero internacional haya empezado a moverse. Hasta el 24 de febrero de 2022, la situación no era muy buena, pero era bastante predecible. Y de repente, Putin entra en Ucrania, algo que pilló por sorpresa al mundo entero. Pero la respuesta de los occidentales ha estado muy por debajo de lo que la situación exigía. Y eso envía un mensaje peligrosísimo.
— O sea, que estamos en un mundo mucho más inseguro.
— Totalmente. Muchísimo más inseguro, más abierto a que cualquier loco con un mínimo de poder pueda hacer cosas que antes eran impensables, como los iranís, los norcoreanos, los hutís… En Occidente nos hemos convertido en unos apoltronados, acomodados, con sobrepeso de bienestar. Nuestras reacciones son lentas.
— ¿Qué debería hacer, entonces, Occidente?
— Hay que acelerar al máximo el ingreso de Ucrania en la UE y la OTAN. Se podría buscar una fórmula especial para Ucrania y darle más peso, que el vínculo fuera más estrecho. Que Rusia tenga realmente la sensación de que está luchando con Occidente.
— ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar Putin?
«Putin está dispuesto a llegar hasta donde sea necesario. No tiene freno»
— Hasta donde sea necesario. No tiene freno. Diría que no opino que pueda llegar a atacar a un país de la OTAN, pero a la vista de lo que ha ocurrido no es descartable. Creo que ahora el sueño más húmedo de Putin es ocupar toda Ucrania.
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