Netanyahu incluye la desmilitarización en el plan de posguerra para Gaza
▶ El documento de Israel prevé el cierre de la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos El gabinete de guerra aprueba enviar una delegación a París para discutir una tregua ▶
Gaza continúa siendo un día más escenario de bombardeos, muertes y destrucción. Y mientras el Ejército israelí sigue atacando el enclave palestino, el primer ministro Binyamín Netanyahu presentó su plan para la Gaza de posguerra.
Cuatro meses y medio después del inicio del conflicto entre Israel y Hamás, que ya se ha cobrado casi 30.000 vidas en la Franja, el líder israelí llevó su proyecto al gabinete de guerra para su aprobación. Sus grandes pilares son la desmilitarización total y el cierre de la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos, la UNRWA, por sus siglas en inglés, que hasta ahora gestiona gran parte de los servicios civiles del enclave. A su vez, los familiares de los rehenes israelíes que todavía permanecen en Gaza están de enhorabuena porque Netanyahu ha accedido a mandar a una delegación a París para discutir una posible tregua en el territorio palestino que permitiría su liberación.
Su visión del «día después»
Netanyahu ha tardado cuatro meses y medio en presentar una visión para la Gaza de posguerra. Pese a la intensa presión nacional e internacional para que lo hiciera, el líder israelí ignoraba los reclamos para revelar su plan para «el día después».
Más allá de los ampliamente conocidos objetivos a corto plazo –la liberación de los rehenes, la destrucción de las capacidades militares y la infraestructura gubernamental de Hamás y la Yihad Islámica, y la eliminación de cualquier amenaza a Israel desde la Franja–, esta vez se han presentado propósitos para el medio y el largo plazo en un documento publicado por la oficina del primer ministro. A medio plazo, Israel mantendría la libertad de operaciones militares en Gaza, establecería una zona de amortiguación y participaría en operaciones para frustrar el contrabando a lo largo de la frontera entre Egipto y Gaza.
Según el primer ministro, todo esto se haría en conjunto y con la ayuda de Estados Unidos. Israel mantendría el control de seguridad sobre la Cisjordania ocupada. Los asuntos cívicos y la responsabilidad por el orden público en Gaza «se basarán en profesionales con experiencia en gestión; estos funcionarios locales no deben identificarse con estados u organizaciones que apoyan el terrorismo y no deben recibir salarios de ellos», especificó.
La reconstrucción de Gaza solo será posible una vez que la Franja haya sido desmilitarizada y una vez que haya comenzado un proceso de desradicalización», dijo, insistiendo en sus planes para garantizar el cierre permanente de UNRWA y el establecimiento de un nuevo organismo internacional. De nuevo, rechazó categóricamente el reconocimiento de un Estado palestino y cualquier «acuerdo de estatus final con los palestinos».
Hambre severa
Después del anuncio de posibles «concesiones» por parte de Hamás el pasado jueves, el gabinete de guerra de Israel aprobó el envío de una delegación a París. Un grupo de israelís aterrizó ayer en la capital francesa para mantener conversaciones de alto nivel sobre un posible acuerdo de alto el fuego que podría permitir la liberación de los rehenes a cambio de la excarcelación de presos palestinos y un cese de las hostilidades en la Franja de Gaza.
La aprobación por unanimidad del gabinete llega después del viaje del alto funcionario de la Casa Blanca, Brett McGurk, a Israel, donde se reunió con Netanyahu y otros representantes involucrados en el diálogo. En estas negociaciones, participan representantes de
Egipto, Catar, Estados Unidos, Israel y Hamás para tratar de detener una de las más cruentas guerras de la historia reciente.
Y mientras tanto, en las últimas horas, los ataques israelís en el centro y el sur de Gaza han matado a más de un centenar de palestinos. Además, en una época de «necesidades humanitarias sin precedentes en Gaza», la UNRWA ha dicho que ha llegado a un «punto de ruptura» después de la congelación de los fondos por parte de los donantes occidentales por las acusaciones de Israel, aún sin probar, de que algunos de sus trabajadores habían participado en el ataque de Hamás del 7 de octubre. El Ministerio de Salud de Gaza ha denunciado que medio millón de personas en el norte del enclave sufren hambre severa. Entre ellos, hay 350.000 pacientes crónicos, 60.000 mujeres embarazadas y 700.000 niños sufriendo desnutrición y deshidratación. La entrada de ayuda humanitaria es irrisoria y muy poca alcanza el norte del territorio palestino.
A su vez, la ocupación israelí de Cisjordania avanza sin obstáculos. Tras el ataque en el asentamiento de Ma’ale Adumim cerca de Jerusalén que acabó con una vida, el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, ha dado luz verde a la construcción de 3.000 unidades en varias colonias cercanas.
Es «una respuesta sionista apropiada» a los atentados perpetrados por palestinos, dijo este jueves. «Estamos decepcionados con el anuncio; esto solo debilita, y no fortalece, la seguridad de Israel», denunció el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, durante una visita a Argentina. «Los asentamientos son ilegales según el derecho internacional y dificultan aún más el progreso hacia una solución de este conflicto», declaró el embajador británico en Israel, Simon Walters. Mientras, el máximo tribunal de la ONU sigue escuchando argumentos de más de 50 estados por una solicitud de la Asamblea General de emitir una opinión no vinculante sobre las consecuencias legales de la ocupación israelí de los territorios palestinos.
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De acuerdo al plan, Israel mantendría el control de seguridad sobre la Cisjordania ocupada