Un pacto militar desencalla el sí de Orbán a que Suecia entre en la OTAN
El accidentado ingreso de Suecia en la OTAN está a punto de cerrarse complementado con un acuerdo militar bilateral: el suscrito entre el ultranacionalista primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y su homólogo sueco, el conservador Ulf Kristersson. A tres días de la decisiva votación en el Parlamento de Budapest, ambos anunciaron la compra de cuatro cazas Gripen suecos para reforzar la flota húngara. «Es un importante paso destinado a restaurar nuestra confianza», dijo Orbán.
Se liquida así el último escollo para la incorporación formal en la Alianza Atlántica del país nórdico. El voto húngaro era el último que faltaba para completar el proceso, en que es precisa la ratificación del total de sus 31 miembros. Durante meses parecía que todo dependía del voto de Turquía. Pero incluso el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, retiró antes su veto a Suecia que Hungría.
Suecia, junto con Finlandia, dio un giro radical a su tradicional neutralidad militar a raíz de la invasión rusa de Ucrania. Finlandia tiene 1.340 kilómetros de frontera con Rusia, la más larga entre los socios de la UE; Suecia no tiene frontera terrestre compartida con ese país, pero sí un límite marítimo a través del Báltico que le separa del enclave ruso de Kaliningrado. Su incorporación a la OTAN reforzará así la defensa del flanco este, que completa, por parte nórdica, Noruega, país extracomunitario pero miembro de la Alianza.
Rutte, gran aspirante
El holandés Mark Rutte (57 años) es «el único candidato» que ha presentado oficialmente ante los países aliados su intención de convertirse en el próximo secretario general de la OTAN. El primer ministro de Países Bajos, que dimitió en julio pasado tras una crisis de Gobierno desatada por la política migratoria y decidió no presentarse a la reelección, hace meses que empezó a mover ficha para sustituir al noruego Jens Stoltenberg.
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