El Periódico - Castellano

Llegan los arcades inmersivos

Solo te falta el peto y el bigote para sentirte Super Mario. Ahora eres tú quien tiene que correr, saltar y disparar. Lo que se lleva es jugar como si estuvieras dentro de una recreativa.

- ANA SÁNCHEZ

El suelo se convierte en lava de golpe. Ni que estuvieras en la sede del PSOE de Galicia. Jurarás que te has colado en un videojuego ochentero, a lo ¡Rompe Ralph! Hay lucecitas tintineant­es, misiones vintage y un clon de EVA (la amiga robótica de WallE) que te da instruccio­nes desde una pantalla. Es como jugar a las maquinitas, pero con sudores de gimnasio. Solo te falta el peto y el bigote para sentirte Super Mario. Ahora eres tú quien tiene que correr, saltar, disparar, esquivar. Sueltas más adrenalina que Ayuso comiendo fruta.

Esta es La Lanzadera Spark81 (calle de Llobregat, 4B). Hace apenas mes y medio que se estrenó en Terrassa (a media hora de Barcelona) y ya circula por TikTok con estatus de «planazo» para posturear. Carnaza fresca para las redes. «Arcades inmersivos», los llaman. Son desafíos digitales con esfuerzo fitness. «Es como ir a jugar a una recreativa –comparan sus creadores–, pero en vez de jugar con botoncitos, te metes dentro».

Es el ocio que se impone desde hace años en Barcelona. Todo es inmersivo: exposicion­es (Centre d’Art Amatller e Ideal), cenas (Le Petit Chef en Terrum), experienci­as (Ikono), hasta conciertos. Cultura envolvente en 360º. Ahora también en formato arcade.

Lo de colarse en un videojuego no es nuevo. Hace años que lo inventaron los canadiense­s. Ya se ha extendido por una veintena de locales en Canadá y EEUU. Allí los llaman Activate games. Tienen un sinfín de juegos digitales interactiv­os: desde suelos luminosos sobre los que corretear hasta muros que escalar o láseres que esquivar a lo Misión: Imposible. Ya acumulan casi 250.000 seguidores en Instagram. Muchos usuarios, de hecho, los han sustituido por el gimnasio, aseguró a la Fox uno de los mánagers.

El primero de España se instaló hace un año en Gijón. Allí los han bautizado como Pixel games: es el clásico el suelo es lava en versión videojuego. Hace dos semanas abrió una franquicia en Mataró (plaza de Catalunya, 33, la ha montado Cubick Group). En marzo inaugurará­n en Valladolid.

La Lanzadera de Terrassa acaba de abrir tres salas de golpe y ya está preparando tres más. «Espacio de acción arcade», resume en su web. Lo es.

Una hora de maquinitas y acabas sudando más que Ábalos tras el escándalo de las mascarilla­s. Empiezas en la «sala de botones», entre pulsadores de colores que parecen sacados de una nave espacial. En la «sala de dianas» hay que lanzar pelotitas con más tesón que Karate Kid al dar cera y pulir cera. La más viral es la última, la de los mosaicos: el suelo luminoso incluye guerras de colores y travesías entre lava. Vas cambiando de juego y nivel, como en los arcades. Son 20 minutos por sala. Debería convalidar dos horas de gym. «Estamos haciendo un concepto un poquito diferente», apunta Ricardo Infantes, uno de los desarrolla­dores. ¿Su objetivo? «Crear un producto adictivo –responde–, que la gente se enganche a jugar». Ricardo es uno de los socios de The City Escape Room. En esta miniciudad escondida en una nave industrial de Terrasa te puedes encontrar hasta un barco.

El misterio no les duró ni una semana. Es el secreto a voces de La Taberna, un nuevo escape room con espectacul­aridad de parque temático. Tres meses después de abrir ya estaba en el top 10 mundial. Es la novena mejor sala del mundo, según los Oscar de los escape rooms, los premios Terpeca. «Es increíble lo que está pasando», resopla Ricardo. Ya tienen reservas para agosto –cuenta– y sesiones hasta las dos de la mañana. ¿Por qué tanto furor por una aventura de piratas? «La gente –justifica el socio– lo que busca cada vez más es evadirse de los problemas».

Un barco no es lo más extraño con lo que se han topado los socios de The City en sus escape rooms. Entre los objetos perdidos de los clientes, han encontrado hasta bragas y un vibrador, promete Marc Balada. En sus juegos han sido testigos de pedidas de mano, presencias paranormal­es –le han puesto nombre: Kiku– e incluso infidelida­des en directo. «Recomendac­ión que daría a todo el mundo –se ríe Marc–: no hagáis el gilipollas, porque se ve todo». Hay cámaras incluso en recovecos que parecen ideales para darse un lote con otro mientras tu novio está a dos palmos. Sí, el novio y todo el escape room la pillaron in fraganti en vivo.

El cielo arcade de Esplugues

Aún hay rincones donde no llega el

boom inmersivo. Arcades con los que se sigue flipando en colores igual que en los 80. El nirvana de cualquier exniño de EGB está en Esplugues de Llobregat: habrá 75

pinballs y más de 100 recreativa­s. Todas originales de la época. Máquinitas con juegos retro que te ponen la nostalgia de punta: Tetris, Pac-Man, Street Fighter, Out Run. «Aquí –te garantizan– los sueños se cumplen».

Es la sede de la asociación ARCADE (Associació per a la Restauraci­ó i Conservaci­ó d’Arcades i altres Dispositiu­s d’Entretenim­ent). Se acaban de mudar de Cornellà. Aún están adecuando el local ellos mismos. El cielo arca

de se está instalando en una nave de Esplugues de 800 metros cuadrados. «Esto no es un salón recreativo –advierten a todo el que quiere apuntarse–. Aquí no hay nadie que esté ganando dinero. Todo esto lo mantenemos entre los socios». Son 145. «Podíamos ser muchos más», aseguran. Les darás la razón si los visitas: es difícil irse de allí. « Arcade –asienten todos– es un sentimient­o».

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Zowy Voeten Sala con el suelo interactiv­o de La Lanzadera Spark81, de The City Escape Room, en Terrassa. Debajo, la sala de botones.
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