Un ‘after’ desespera a los vecinos del Camp de l’Arpa
El Distrito de Sant Martí expedienta al local y prevé reducirle el horario para que no abra entre las seis y las ocho de la mañana, tras acumular denuncias por infracciones y quejas por ruidos y peleas.
Un afterhours desvela, inquieta y exaspera a los vecinos del tramo de la calle de Còrsega que penetra en el Camp de l’Arpa. «Abren hacia las ocho o las nueve de la noche y están hasta las dos y media o las tres de la madrugada. Luego, a las seis de la mañana vuelven a levantar la persiana. La suben, la bajan, entra y sale gente... Te acaban despertando», confiesa una vecina. Como los demás testigos entrevistados, prefiere guardar el anonimato. Las intimidaciones, las agresiones y las peleas que han visto en la puerta del local de ocio abierto hasta bien pasado el amanecer les hace ser cautos. Al mismo tiempo, son tajantes al exigir que se ponga fin a una incomodidad que no comprenden que se permita en mitad del barrio.
«Oigo gritos, la música, cuando abren, cuando golpean... De miércoles a lunes. Puede ser a las once de la noche o pasadas las cinco de la mañana», cuenta un inquilino que ha denunciado las molestias con reiteración. «Vivo con mis hijos y, a nivel de sueño, nos afecta. Oímos todo lo que pasa en el bar: si van al lavabo, me entero; si alguien se queda encerrado, me entero; si celebran un cumpleaños, lo oigo... Es como si estuviéramos dentro», atestigua.
Aunque los vecinos han sentido a menudo que eran en vano, los constantes avisos de alerta a los cuerpos de seguridad han acabado por situar el foco sobre el after, abierto desde abril de 2022. Los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana lanzaron una redada de amplio alcance hace un par de fines de semana, informó Tot Barcelona.
Se identificó y se cacheó a varios clientes en plena calle. Los agentes volvieron a personarse ayer por un nuevo altercado en las inmediaciones del establecimiento. Pese a las recientes intervenciones policiales, los vecinos comentan que apenas aprecian que el estorbo remita.
«Suena un ritmo constante de reguetón que entra por el patio interior. Tengo tapones para los oídos, antes no los usaba... Llamo siempre al 112 y solo una vez la policía me devolvió la llamada. Me dijeron que tienen un montón de denuncias puestas», revela una inquilina. «Si vuelvo de madrugada a casa, me da mal rollo -admite-. Todo son hombres, y hay niñas que probablemente tengan 18 o 19 años, o ni eso. Beben y fuman porros en la calle». «Todo el tiempo molestan. Se ponen en la puerta, están ebrios, no pueden mantenerse en pie... Estamos amenazados. A mi hijo le dieron dos patadas en el pecho», asegura una madre. «Cuando me levanto a las ocho de la mañana, hay follón en la calle», da fe otra mujer. «No hace mucho, había una chica con un corte en la cabeza –prosigue–. Estaban peleándose y vinieron dos o tres coches de policía. Los persiguieron. Es un foco de mal rollo para el barrio». «El edificio apesta a alcohol cuando vienen y nos tiran las motos», se queja un vecino. «Cuando puedo, huyo los fines de semana de Barcelona, no me quedo aquí oyéndolos», reconoce una chica.
«Revocación de la licencia»
El Distrito de Sant Martí contesta a EL PERIÓDICO que conoce las quejas y tramita un expediente administrativo contra la sala. Una respuesta enviada a los vecinos esta semana resulta algo más explícita. A la espera de que venza el plazo en que el bar puede alegar, el distrito precisa en el mensaje que el expediente «finalizará con la orden de reducción del horario de la actividad, de manera que no pueda ser ejercida entre las seis y las ocho horas de la mañana».
El correo que este medio ha consultado agrega que el veto en la franja matinal pretende «garantizar el descanso de los vecinos de jueves a domingo y disuadir a los clientes que actualmente acuden a las seis de la mañana, provenientes de otros locales de ocio nocturno». El consistorio advierte de que, «en caso de incumplimiento de la orden de reducción horaria o de persistencia en las molestias generadas por los clientes», se emprenderá el mecanismo de «revocación de la licencia». Asimismo, añade que «se han iniciado sendos procedimientos sancionadores». Se deben a las «diversas infracciones constatadas durante las intervenciones policiales» en 2023 y 2024 y pueden multarse con el «cierre temporal de la actividad por un máximo de 180 días», concreta el distrito.
La normativa de la Generalitat permite que los afterhours atiendan de 07.00 a 14.00 horas. La regulación deja un resquicio para que los locales dispongan de un horario más amplio. Los establecimientos calificados como restaurantes musicales pueden abrir entre las 06.00 y las 02.30 horas del día siguiente. Cuadra con el intervalo en que fluye público al bar de Còrsega.
«Huyo los fines de semana. No me quedo aquí oyéndolos», dice una vecina