El MWC del futuro
El Mobile World Congress arrancó como una feria de telefonía móvil, pero el avance de la digitalización la ha abierto a nuevos sectores ● Hasta un 53% de los asistentes provienen ahora de la logística, las finanzas y la biomedicina
3GSM World Congress. A nadie le suena este nombre, pero era el que tenía el Mobile World Congress cuando aterrizó en Barcelona en 2006. Fue dos años después, y tras el nacimiento del iPhone y los Android, cuando la feria tecnológica cambió su denominación para dar más protagonismo a la emergente industria de la telefonía móvil.
A finales de 2022 se optó por rebautizarla de nuevo como MWC Barcelona. El cambio tenía su razón de ser. «El evento está ampliando su alcance para atraer a todos los actores fundamentales para la digitalización», explicó GSMA, la organizadora. La feria se ha diversificado y ya no pertenece solo al sector de las telecomunicaciones. Hasta un 53% de los asistentes en la última edición forman parte de otros ámbitos como el transporte, las finanzas, la biomedicina, videojuegos o la logística.
La evolución de los móviles
Con el MWC como escenario privilegiado, Barcelona ha asistido de lleno a la revolución del móvil, acelerada con la llegada del iPhone. «Hace años que el móvil no es un teléfono, sino un ordenador», explica Eduard Martín, jefe tecnológico de MWCapital.
El sector podría presenciar otro cambio de paradigma con una mayor integración de la inteligencia artificial en sus sistemas. Samsung y Google Pixel ya lo han hecho y otras grandes compañías como Apple, Xiaomi o Motorola apuntan en esa dirección. La normalización de la IA generativa en nuestros teléfonos puede dotarlos de mejores capacidades para escuchar y procesar las peticiones de los usuarios. «La generación de asistentes virtuales como Siri o Alexa ya la podemos dar por muerta», apunta el analista Antonio Ortiz.
El móvil también podría metamorfosear hacia formatos menos convencionales. Es lo que propone R1, un dispositivo de bolsillo de la empresa Rabbit que se serviría de la IA para interactuar de forma personalizada con el usuario. Se presentó en enero en Las Vegas y desde entonces ha vendido más de 50.000 unidades. Algo similar plantea Humane, otra start-up que ha creado un pequeño dispositivo con IA que se engancha en la ropa como un pin y que utiliza un láser que proyecta una interfaz visual en la palma de la mano del usuario.
Ambos proyectos apuntan a un móvil del futuro que sea más inteligente, sin pantallas ni aplicaciones. Hasta ahora esa visión había quedado relegada a obras de ciencia ficción como la película Her (Spike Jonze, 2013). Que prospere en el mercado es otra historia. «Creo que evolucionaremos hacia un dispositivo que nos libere las manos, pero aun así los móviles seguirán existiendo porque el negocio que generan es cru