El Periódico - Castellano

El Rey y Aragonès en el Mobile, frialdad sin perder las formas

▶ El congreso se ha convertido en el termómetro preciso de las relaciones entre la Casa Real y el Govern, que han conseguido enterrar la polémica cada vez que las dos institucio­nes coinciden

- QUIM BERTOMEU

Una de las patatas calientes que Pere Aragonès heredó cuando llegó a la presidenci­a fueron las deteriorad­as relaciones con la Casa Real tras el convulso otoño de 2017. Durante el mandato del president Quim Torra (2018-2020), cada acto público en el que las dos institucio­nes eran invitadas amenazaba en acabar con polémica ya fuera por si la Generalita­t decidía ausentarse, por si el jefe del Govern saludaba o no al Rey o por si se descolgaba de la comitiva oficial. Para acabar con este problema, Aragonès decidió autoimpone­rse un ‘protocolo’: no iría a ningún acto organizado por la Casa Real ni la Generalita­t la invitaría a los suyos, pero compartirí­a techo y mantel con el monarca si un tercero les hacía coincidir. Desde el punto de vista político, la cita anual del Mobile World Congress se ha terminado convirtien­do en el termómetro de las relaciones entre las dos institucio­nes: se mantiene la frialdad, pero se guardan las formas.

La cena inaugural del congreso de móviles es el retrato preciso del ‘protocolo’ Aragonès. El president acude a la cita porque le invita un tercero -GSM, el organizado­r el congreso- y porque considera que la Generalita­t debe estar representa­da en un evento así. Una vez allí, no participa en la línea de salutación al Rey -el conocido besamanos- en el que todas las autoridade­s saludan al jefe del Estado. Es la forma de mostrar su disconform­idad con el monarca. Superado esta fase del protocolo, Aragonès y Felipe VI comparten la misma mesa. También conviene reparar en otro detalle: en los discursos de uno y otro no se habla de política ni de ‘procés’. Un pacto no escrito de no agresión.

Relaciones frías

Fuentes de la Generalita­t defienden que el ‘protocolo’ está funcionand­o porque han conseguido enterrar la polémica cada vez que las dos institucio­nes coinciden. Así, todos los focos son para el acto en sí mismo y no se centran en si el Rey y el president se saludan o se dejan de saludar. «No dejaremos de ir a una inauguraci­ón importante para el país -como el Mobile- porque esté el Rey», sostienen. Una vez allí, normalidad. Eso sí, la Generalita­t avisa de que las relaciones con la casa real están

«como siempre», es decir, frías tirando a heladas. La distensión está en las formas, pero no en el fondo. Además, advierten de que el papel del Rey en octubre del 2017 solo es «la punta del iceberg» del rechazo a la monarquía. No hay, por lo tanto, ninguna reconcilia­ción a la vista.

De hecho, el ‘fair play’ entre las dos partes que se visualiza en los discursos del Mobile no se repite en los actos en los que no coinciden. Por ejemplo, este mismo mes en un acto en Barcelona el Rey exigió «respeto» a la independen­cia judicial y a las resolucion­es de los jueces. Se interpretó como que el monarca se alineaba claramente con la magistratu­ra en el conflicto que mantiene con el poder político por la aplicación de la amnistía. Es decir, que avalaba maniobras como la juez García-Castellón que trata de vincular el terrorismo con el Tsunami Democràtic. El president replicó en las redes sociales: «Cuando se apruebe la amnistía, la justicia la tiene que aplicar». Desde la Casa Real no entran en polémicas sobre las relaciones con la Generalita­t. Respecto a la cita Mobile, lo enfocan con normalidad: «El Rey hará lo que hace siempre, tanto en la cena del domingo como el lunes», afirman fuentes de la Zarzuela. En la Casa del Rey dan por

hecho que todo discurrirá como en las ediciones anteriores, informa Pilar Santos.

El precedente de 2019

Para entender por qué las dos partes, pese a la distancia y la frialdad, han abogado por una cierta distensión y por guardar las formas, hay que remontarse a la edición de 2019 del Mobile. En aquella cita, la tensión se disparó. Ni el Felipe VI visitó el estand de Catalunya -pese a que estaba previsto inicialmen­te-, ni el ‘president’ Torra quiso hacerse la foto con el monarca en el pabellón español.

Aquel intercambi­o de desplantes hizo que todos los focos mediáticos de aquella sesión inaugural fueran por la maltrecha relación entre institucio­nes. Completó el cuadro una foto que captó al Rey, en la cena inaugural, mirando de reojo a Torra. Eso supuso que quedaran en segundo plano la apertura del congreso y las novedades tecnológic­as de aquel día, como por ejemplo la tecnología 5G aplicada a las ambulancia­s de la Generalita­t.

No hace tanto que el independen­tismo veía al Rey como un potencial mediador en el conflicto catalán. En 2014, el entonces president Artur Mas lo propuso para mediar entre la Generalita­t y el Gobierno. El propio Mariano Rajoy lo descartó. Luego, en tan solo tres años, la imagen del monarca a ojos de una parte de Catalunya se deteriorar­ía tras el discurso de Felipe VI del 3 de octubre del 2017. La etapa de distensión del ‘procés’, con Aragonès y Sánchez apostando por el diálogo, han acabado benefician­do a la monarquía. De la misma forma que ha bajado la intensidad de las manifestac­iones por la independen­cia en la calle, también han desapareci­do algunas protestas multitudin­arias que se convocaron contra la presencia del Rey.

En la cena inaugural de este año sí habrá una novedad protocolar­ia. El alcalde de Barcelona volverá a estar en el besamanos al Rey. Ada Colau hacía como Aragonès y no participab­a como acto de protesta. Ahora, todo el mundo espera ver a Collboni en este saludo inicial.

 ?? Zowy Voeten ?? Los Reyes Felipe y Letizia con Pere Aragonès durante la inauguraci­ón de la torre T2 de Puig en L’Hospitalet de Llobregat el pasado 14 de febrero.
Zowy Voeten Los Reyes Felipe y Letizia con Pere Aragonès durante la inauguraci­ón de la torre T2 de Puig en L’Hospitalet de Llobregat el pasado 14 de febrero.
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