Catalunya intensifica los controles de calidad del agua
Los expertos advierten de que se necesitan tratamientos avanzados que no están disponibles en todas las potabilizadoras para afrontar la creciente contaminación de pantanos y pozos.
La sequía está acelerando el empeoramiento de la calidad del agua en todas partes. Para entender cómo sucede, basta con imaginar una bolsita de té en un recipiente. La concentración del té no es la misma si metes la bolsita en una taza que si la metes en un cubo con cinco litros de agua. Con la actual crisis hídrica, sucede algo similar: los contaminantes, cuando hay poca agua, están presentes en más proporción, lo que pone en riesgo el buen estado del agua y obliga a aplicar tratamientos extra que, en varios casos, aún no están disponibles en algunas plantas potabilizadoras.
Hacía meses que se advertía de este peligro que ahora es una realidad. Algunos municipios, como Ripoll, Campdevànol o Vallirana, han detectado exceso de contaminantes que impiden que el agua sea apta para beberla. Otros pueblos han vivido episodios de turbidez que también han imposibilitado el consumo, mientras que en El Port de la Selva, el acuífero se está salinizando a marchas forzadas. ¿En las próximas semanas, habrá más lugares donde el agua no será bebible? «Es una posibilidad», opina Xavier Sánchez Vila, catedrático de Hidrogeología de la UPC.
«El agua no es solo H2O. Contiene otras sustancias mezcladas, algunas naturales, como el arsenio, que procede de ciertas rocas, y otras artificiales, como los nitratos provocados por las granjas de cerdos, por ejemplo. Cuando hay poca agua, la presencia de estos productos puede suponer un problema», detalla Sánchez Vila. «Todas las aguas, ante la escasez, están expuestas a ver afectado su buen estado», prosigue. ¿Pero hay solución? Sí: en la mayoría de casos se pueden aplicar nuevos procesos que sirvan para potabilizar esta agua. El problema es que en estos momentos muchas potabilizadoras no están preparadas para ello.
Pozos y pantanos
Esta dificultad puede aparecer en municipios que dependen de pozos propios o que tienen sus captaciones de agua, como ocurre en Ripoll, donde se trata agua del río Freser. Las compañías operadoras consultadas por este diario afirman que están intensificando los análisis para advertir a tiempo situaciones como la que afecta a Ripoll y Campdevànol.
Pero también los embalses están en peligro. La empresa pública ATL ha incrementado el número de muestreos semanales en los pantanos para anticiparse a un posible deterioro de la calidad del agua. Se analizan parámetros químicos y microbiológicos. Además de los controles continuos, tanto ATL como la Agència Catalana de l’Aigua realizan revisiones diarias en los puntos críticos como la presa del Pasteral, donde se desvía el agua del Ter hacia la potabilizadora.
Para tratar el agua del Ter sin que exista este peligro, la solución definitiva pasa por las obras de mejora en la potabilizadora de Cardedeu, que deben empezar en otoño. En el pantano de Utxesa (Segrià), se instalaron unos nuevos filtros de carbón activo para mejorar los tratamientos. Es lo mismo que se pretende hacer en Ripoll. En Sant Joan Despí, por ejemplo, Aigües de Barcelona ha ampliado su planta para poder pobilizar más agua regenerada.
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